Hace mucho tiempo que el melón salió del universo de los postres y platos tan clásicos —o viejunos— según se mire como el melón con jamón demostraron que tenían cabida en el terreno de los primeros platos, como tantas otras recetas de fruta, especialmente en verano. El gazpacho de melón y su primo el gazpacho de sandía son grandes gran ejemplos alternativos.
Algo así vamos a hacer con esta sopa fría de melón, un plato refrescante y ligero que nos permite aprovechar al máximo el melón y darle ese contrapunto salino que también le va a costa de un poquito de jamón.
En este caso hemos aprovechado un melón piel de sapo, pero podéis hacer esta sopa con el melón que más os guste, que podría ser un galia o un cantalupo, eso ya al gusto de cada uno y de lo que tengáis más a mano para hacer esta sopa fría.
La receta además no tiene misterio, se conserva bien en nevera y es perfecta para dar salida a una cantidad grande de melón que podamos tener en casa y no sepamos bien qué hacer con él.
Trituramos la pulpa de melón hasta obtener una sopa fina, vertemos la nata y removemos para que se mezcle y ponemos pizca de sal si hace falta.
Emplatamos la sopa de melón y por encima ponemos el jamón ibérico en virutas.
Con qué acompañar la sopa de melón
Este entrante ligero, parecido a lo que supondría un gazpacho, un cordobés salmorejo o un tradicional ajoblanco, bien merece que luego lo acompañemos de otros platos veraniegos como unas brochetas de pollo, un espeto de sardinas o que la tuneemos al gusto añadiendo menta, yogur o un toque de pepino.
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