La pasta alla checca es un plato típico romano que se caracteriza porque los ingredientes de la salsa van en crudo. Se puede tomar fría, como si de una ensalada se tratara, o templada. Tú decides cuál de las dos opciones te gusta más.
A mi, personalmente, me gusta más templada porque los trocitos de mozzarella se funden ligeramente. Sin embargo no le hago feos a la versión fría. Especialmente cuando el calor aprieta y apetece comer platos fresquitos y recién sacados de la nevera.
Este plato, que se encuentra a medio camino entre una ensalada y un plato de pasta, no lleva más de 15 minutos en estar listo, no requiere de artilugios ni de ingredientes raros y su nivel de dificultad es mínimo. Hervir una pasta, cortar unos tomates y ya tienes el plato casi terminado. ¿Te animas?
Llenamos de agua una olla grande y la calentamos hasta que alcance el hervor. Añadimos una cucharada de sal y sumergimos en ella la pasta. Cocemos el tiempo indicado en el paquete o, si nos gusta tirando a firme, un minuto menos.
Lavamos los tomates, retiramos el pedúnculo haciendo un círculo alrededor con un cuchillo, y los cortamos en dados. Escurrimos la mozzarella y la cortamos también en dados. Lavamos las hojas de albahaca, las secamos bien y (opcional) las picamos.
Escurrimos la pasta y la pasamos a una fuente de servir. Rociamos con el aceite de oliva virgen extra para que quede suelta y dejamos atemperar ligeramente. En el momento de consumir agregamos el tomate, la mozzarella, la albahaca, un poco de pimienta negra y, si fuera necesario, algo más de sal y de aceite.
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Con qué acompañar la pasta alla checca
Dependiendo de la cantidad que te sirvas, esta pasta alla checca puede resultar contundente y, por ende, un buen plato único de verano. La podemos acompañar de pan y una bebida fresquita, pero poco más. Cuando algo está tan bueno como esta pasta, mejor no saturar con los acompañamientos.
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