En 15 minutos y sin descongelar el salmón: esta receta es fácil, rápida y perfecta contra los despistes

Ideal para tener prisa o para lidiar contra el reloj

Salmon Congelado
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Cae la noche y llegas a casa con un hambre de lobos. No estás solo ni sola. La realidad es que, con los ritmos actuales, tener que pensar en qué cenar puede ser más difícil que entender el teorema de Fermat-Wiles.

Matemáticas aparte, lo cierto es que por la noche queremos que la suma sea fácil: bueno, bonito, barato y, si es rápido, mejor que mejor. Por eso, un buen aliado siempre suele ser el salmón. Accesible, agradecido y, para emocionarse con algunas recetas, este pescado azul, famoso por sus ácidos grasos insaturados, ha resuelto miles de cenas desde hace décadas.

Claro que, a veces, nos dormimos en los laureles y nos presentamos en casa con un salmón congelado. Temblar, coger el teléfono y pensar en pedir una pizza puede ser una alternativa. Sin embargo, os recomendamos que cuando cojáis el teléfono en esa situación de estrés, entréis en DAP porque tenemos una receta que podéis hacer en 15 minutos con salmón congelado.

Sí, como lo leéis: sin necesidad de descongelar el pescado. Antes habrá que haber sido un poco cautos y tener el salmón congelado en filetes o lomos, de tamaño de ración, que va a ser lo que nos permita cocinarlo directamente sin tener que descongelar.

En este caso, para la receta de salmón congelado, nuestra recomendación es que tengáis tajadas de unos 150 gramos, sacadas del lomo del salmón. Va bien para lingotes y para tacos, y permite cortes muy uniformes que nos permiten salir de apuros con facilidad. Calculad que mida unos 8 o 10 centímetros de largo y tenga unos tres de ancho, así como otros dos o tres de alto.

Con estas medidas, tendréis el salmón listo en apenas 12 minutos. Lo que debéis hacer es precalentar el horno a 220 ºC y envolver el salmón en papel aluminio. Cuando el horno esté caliente, metéis el salmón envuelto y dejáis que se cocine en una especie de papillote durante cinco minutos.

Pasado ese tiempo, destapamos el salmón y lo terminamos de asar propiamente dicho. Quitamos el aluminio, secamos el salmón del exceso de agua, salpimentamos y terminamos de cocinar durante otros siete minutos.

De esta forma nos aseguramos de que quede asado, suave, jugoso y en perfecto estado, solo teniendo que esperar a comerlo, mientras podíamos preparar una salsa que le vaya bien.

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