Forma parte del catálogo fijo de cremas de verduras que entran en rotación en cualquier hogar amante del cuchareo vegetal en cuanto bajan las temperaturas. La crema de coliflor sienta de maravilla como plato único en una noche fría, es saciante sin dejar de ser ligera y una manera fácil de comer esta crucífera si en casa no son muy amigos de ella. En este caso, además, hay un ingrediente que puede marcar la diferencia.
Recomiendo además siempre asar las verduras para hacer una crema si se tiene tiempo y ganas, pues el sabor puede cambiar por completo y, en el caso de la coliflor, se pierden casi por completo esos olores sulfurosos que tanta mala fama le han dado a la pobre brásica. Y queda mucho más sabrosa, con matices dulzones, tostados y estimulantes.
Pero tampoco pasa nada por hacer las cremas directamente en la olla. En ese caso, al receta de crema de coliflor al azafrán es la que puedes estar buscando, una elaboración muy sencilla que consigue resultados fabulosos gracias a esta maravilla de especia tan nuestra. Por algo su precio es altísimo y a menudo se falsifica en el extranjero; menos mal que solo necesitamos unos pocos estambres para transformar un plato como este.
El azafrán hace una pareja de excepción con la coliflor, le añade un tono amarillento muy atractivo y perfuma la crema con matices deliciosos que potencian esa sensación de confort que nos invade en cada cucharada. Usar caldo de verduras es casi obligatorio para lograr aún más sabor, e incluso podemos infusionarlo con el azafrán previamente, mientras se sofríe la verdura. Si usamos agua, infusionarla es casi obligatorio para extraer el máximo de aroma de la especia roja.
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