La industria considera la subida del IVA a los refrescos “injusta y discriminatoria”, mientras que algunos nutricionistas la tildan de “insuficiente”

La industria considera la subida del IVA a los refrescos “injusta y discriminatoria”, mientras que algunos nutricionistas la tildan de “insuficiente”
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Aunque la subida del IVA a los refrescos, que pasará del 10 al 21 %, debe concretarse en unos Presupuestos Generales del Estado que aún deben presentarse y negociarse ya han levantado polvareda entre la industria alimentaria y los nutricionistas.

Para la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), que ha publicado un duro comunicado nada más trascender la notica, la medida es “injusta y discriminatoria” y “solo tiene un efecto recaudatorio que además va a impactar más gravemente a las rentas más desfavorecidas, las más afectadas por la crisis”. Misma opinión tiene la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra), que apunta, además, que la medida tiene “un claro componente ideológico”.

Por su parte, la Asociación Nacional de Fabricantes de Zumos de España, otra de las bebidas afectadas, "ve con preocupación la medida", pues los zumos no pueden contener por ley ni azúcares añadidos ni edulcorantes y esta medida supone además un claro ataque contra los intereses de los productores españoles de cítricos, melocotones, uva y otros sectores hortofrutícolas, puesto que un posible descenso en el consumo de zumo afectaría también a este sector productor.

Las tres patronales destacan, además, que la medida tendrá un especial impacto en el sector de la hostelería. “Con esta medida, que va a retraer de manera considerable el consumo, el Gobierno demuestra también una gran falta de sensibilidad con un sector como el de la hostelería, gravemente afectado por la pandemia”, asegura el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo.

Refresco

Para qué sirve un impuesto sobre los refrescos

Aunque la Anfabra asegura que “no tiene ningún rigor científico querer gravar a las bebidas azucaradas o edulcoradas”, lo cierto es que se ha estudiado bastante el impacto que los impuestos de este tipo tienen sobre la salud, sobre todo en lo que respecta a las bebidas azucaradas.

Con el nuevo impuesto, una lata de refresco con un precio de 0,69€ pasaría a costar 0,76€.

Ya en 2016, la OMS pidió tasar este tipo de bebidas para frenar la obesidad, la diabetes tipo 2 y las caries. Y, de hecho, recomendaba a los gobiernos implementar medidas fiscales que conllevaran un incremento en el precio de los refrescos “de al menos un 20%”.

Para el nutricionista Juan Revenga, que lleva años pidiendo públicamente impuestos para estas bebidas, el anuncio del Gobierno, aunque va en la dirección correcta, se queda corto: “Es una medida visual, de cara a la galería, muy impactante, pero el incremento del precio final es muy pequeñito”. Con el nuevo impuesto, una lata de refresco con un precio de 0,69€ pasaría a costar 0,76€.

En opinión de Revenga, las medidas fiscales no tienen mucha utilidad práctica si no van acompañadas de políticas adicionales que refuercen estas: “Las políticas impositivas tienen que ir mancomunadas con subsidios, que potencien los alimentos saludables. Hay que desgravar también los productos sanos, reduciendo el IVA, por ejemplo, de los productos frescos”.

Para el dietista-nutricionista Daniel Ursúa este paso debe ser el primero de muchos: “Si lo que queremos es educar a la población y que entienda que este tipo de refrescos no pueden ser un producto de consumo habitual, la regulación debe ir de la mano de la educación. Si no, solo estaremos consiguiendo que la gente que no se lo puede permitir, no lo consuma”.

En realidad, la subida de los impuestos se enmarca dentro de una estrategia anunciada por la cartera de Alberto Garzón que incluye, además, implementar el polémico etiquetado Nutriscore, mejorar la alimentación en colegios y cambiar los valores de la publicidad cuestión infantiles, cuestiones que se están discutiendo de forma paralela con la industria.

En opinión de Revenga “los impuestos son una forma de distraer la atención frente a lo que verdaderamente interesa a la industria, que es el manejo de la publicidad”.

Zumos

¿Tiene sentido gravar bebidas edulcoradas y zumos?

Aunque todo el mundo esperaba una medida de este tipo, que ya había anunciado el nuevo ministerio de Consumo, no contaba con que el gravamen incluyera por igual a las bebidas edulcoradas y zumos.

A diferencia de lo que ocurre con el azúcar, cuyos efectos sobre la salud están ampliamente estudiados, los edulcorantes siguen siendo objeto de controversia científica. “Se ha estudiado bastante su efecto negativo sobre el metabolismo, y hay alguna ciencia preliminar que apunta a que no son tan inocuos como se ha hecho ver a largo plazo, pero las evidencias no terminan de ser concluyentes”, reconoce Revenga.

En su opinión, no obstante, es “un grandísimo avance” que se incluyan las bebidas edulcoradas, pues el problema no es solo el azúcar, sino que el consumo de refrescos en general “está asociado a patrones de alimentación insanos”.

En opinión de Ursúa, “si desde pequeño entiendo que el sabor dulce es el de los refrescos o los zumos, cuando luego como una fruta, no me sabe cómo yo entiendo que debe saber algo dulce y, por lo tanto, la deshecho”. Y, concluye, “si queremos que la gente entienda que este tipo de productos no son de consumo habitual, no ganamos nada si dejamos fuera a las bebidas edulcoradas o los zumos”.

Respecto a estos últimos, el nutricionista cree que “ya se ha demostrado una y otra vez que su azúcar es igual de libre que la que encontramos en un refresco azúcarado”. En su opinión, “si no queremos conseguir que la gente deje de beber refrescos, para pasar a consumir zumos, es importante incluirlos en el mismo grupo”.

Ahora falta por ver si, en cualquier caso, estas medidas llegan finalmente a los Presupuestos Generales del Estado, cuyo borrador ni siquiera se ha presentado y conlllevarán, seguro, una votación ajustada en las Cortes.

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