En un mundo cada vez más globalizado y homogéneo, la gastronomía sigue resistiendo como signo de identidad propio de cada lugar. Puede que China esté cada vez más presente en occidente, pero todavía podemos experimentar un gran choque cultural al zambullirnos en sus platos, y no solo por las peculiaridades de la cocina china. Ya sea en el propio país o en restaurante chino auténtico en España, conviene conocer las normas básicas de etiqueta para no pecar de mala educación.
A diferencia de lo que ya sucede en Japón, donde también hay ciertos protocolos y costumbres, en China todavía no están tan acostumbrados a ver a extranjeros occidentales mezclándose con la clientela local en los establecimientos de comida, más allá de los puntos más turísticos. Quizá no esperen que conozcamos sus reglas no escritas de comportamiento en la mesa, pero no cumplirlas les puede chocar y crear cierta incomodidad que no ayudará a que pasemos desapercibidos.
Más allá de mimetizarnos todo lo posible para no llamar la atención, conocer y practicar las costumbres locales demuestra nuestro interés y respeto por su cultura, algo que todo buen turista debería practicar como norma en cualquier viaje. Si además tienes la suerte de que te invitan a comer o cenar a un hogar chino, en su país o en España, ganarás muchos puntos y los anfitriones te lo agradecerán.
La importancia de la etiqueta en la cultura china
La China actual es fruto de la evolución de una sociedad que tiene sus orígenes en una de las civilizaciones más antiguas del mundo, remontándose a más de 3.500 años. Durante todo este tiempo, la comida, como fenómeno cultural, social, económico e histórico, ha jugado un papel clave junto a todos los aspectos que rodean al puro acto de alimentarse. Desde tiempos remotos, los rituales y costumbres que rodean a la mesa han estado muy presentes, hasta el punto de que se considera un rasgo distintivo de su cultura.
La etiqueta china no se comprende sin tener presente el confucianismo, cuyas creencias y enseñanzas se reflejan en la manera en la que los chinos conciben el acto de compartir una comida.
Para empezar, es un claro ejemplo de lo jerarquizada que está la sociedad china y cómo se reconoce la autoridad de los más mayores, respetando y venerando a las personas más ancianas. Precisamente, el concepto de respeto es el que define, grosso modo, toda la etiqueta en la mesa de una cultura en la que el mal comportamiento o la falta de consideración hacia los demás está muy mal visto.
El vestuario adecuado
El conocido como dress code puede estar de capa caída en los países occidentales, pero en China se sigue dando mucha importancia a la ropa que se elige para cada comida o cena compartida. Ante la duda, lo mejor es optar por un vestuario modesto y recatado.
En las ocasiones más formales o de trabajo, lo ideal es elegir ropa elegante pero que no sea muy ostentosa. Colores brillantes como el rojo vivo son un símbolo de buena fortuna, pero siempre sin avasallar, mientras que optar por un modelo excesivamente blanco o negro no es buena idea, pues se vincula con los funerales.
Los asientos
Una mesa china suele ser redonda, pero también o cuadrangular, como cualquier otra, pero la disposición de los comensales nunca se deja al azar. El lugar principal está reservado al invitado de honor, que no tiene por qué estar centrado; más bien se suele colocar hacia el este, mirando hacia la entrada.
Los demás se sitúan en función de él, con las personas de más edad o de más respeto a su vera, y el resto en orden decreciente. El anfitrión ocupa un lugar menos destacado, casi siempre más cerca de la cocina o de la entrada, un gesto de modestia y deferencia a los invitados.
Normas básicas de comportamiento
La comida tradicional china consiste en llenar la mesa de platos distintos que se consumen al mismo tiempo entre todos, un signo de comunidad y unión. Los platos principales suelen ir en el centro, y los acompañamientos o guarniciones se disponen alrededor, a menudo con plataformas giratorias que permiten a todos los comensales acceder a todos los platos. Pero nunca hay que lanzarse a servirse a lo loco, hay unas normas básicas que todos tienen interiorizadas.
Primero se sirve el invitado de honor o comensal de mayor rango o respeto, que a menudo es el más anciano. Es quien, además, lleva la iniciativa y da la señal para empezar a comer; es el primero en practicar el hei faai ("recoger los palillos") y señalar que es hora de hoi faan, o "abrir arroz". También es quien se sirve primero, y a quien se permite servirse las raciones más grandes; idealmente dará permiso a los demás para que le imiten a continuación.
Es de mala educación arramblar con la comida o lanzarse hacia tu plato favorito. Los chinos se sirven porciones pequeñas, moderadas, y siempre se espera que el cuenco o plato esté vacío antes de añadir más comida. No está bien visto hacer un esfuerzo físico para coger las porciones o alimentos más alejados de uno mismo, o de hurgar o seleccionar lo que parezca que tiene mejor pinta. Hay que evitar, además, chocarse o interrumpir los movimientos de los demás.
Cuando quede una sola porción o ración de algo, se espera que se ofrezca a la persona de mayor autoridad. Antes de ir a servirte, pregunta y ofrece a todos los demás en la mesa. Si vas a rellenar tu cuenco de arroz, ofrécete para rellenar antes los de los demás. Los niños suelen ser los últimos en recibir sus raciones.
Lo que nunca hay que hacer
Además de las normas básicas que conocemos todos, como no masticar con la boca abierta, hablar con la boca llena, escupir o dejar comida a medio comer de nuevo en el plato, hay detalles que conviene evitar en una mesa china para no parecer maleducados:
- Los palillos jamás se golpean ni se dejan clavados en vertical sobre la comida, pues se parecerían a las varillas de incienso que se emplean en rituales funerarios y de oración. Se dejan siempre apoyados a un lado del plato o cuenco, sobre el reposapalillos si lo hubiera, sin cruzarlos entre sí.
- Tampoco hay que mover los palillos en el aire o agitarlos, ni usarlos como si fueran una extensión de nuestras manos haciendo gesticulaciones.
- No hay que enseñar los dientes ni hurgarse o limpiarse la dentadura indecorosamente. Si tienes que usar un palillo para lidiar con restos de alimento en la boca, hazlo tapándote y con la mayor discreción posible. No te metas la mano en la boca.
- No uses tus palillos para servirte, se emplean palillos comunales o cucharas de servir, también para servir a los demás.
- Nunca hay que coger una porción de comida que se haya caído al suelo o sobre la mesa.
- Hay que procurar masticar bien, de manera constante, suave y regular, sin engullir grandes porciones a la vez. Lo ideal es hacerlo sin enseñar la lengua ni los dientes, haciendo el mínimo ruido posible. Limpiarse la comisura de los labios con la lengua está mal visto, conviene usar una servilleta.
- Sacar temas de conversación polémicos o que puedan causar incomodidad, discusiones y conflictos está mal visto. Lo ideal es mantener una velada agradable con todos, en un tono amable, evitando asuntos que puedan interrumpir el buen ambiente general. Todo el mundo debe sentirse cómodo y bienvenido, y afear conductas o hacer críticas directas se considera otro gesto de mala educación. Un buen comodín es elogiar la comida o al cocinero, así como al anfitrión.
La cuenta, regalos y despedidas
Intentar escabullirse de pagar o sugerir dividir la cuenta no es una buena idea. Al contrario, en China se considera un gesto honorable y de gratitud ofrecerse para pagar la mesa completa, incluso no es raro que alguien se escabulla para ocuparse de la factura sin avisar a los demás. Esto también tiene implícita la idea de que la persona que paga es la más importante y con mayor poder económico, por tanto, la mayor autoridad o líder del grupo.
Si te invitan a una casa familiar o es una ocasión formal muy especial, casi se espera que lleves un regalo a los anfitriones. En cualquier caso, será un gesto siempre bien recibido, pero hay que procurar acertar y no hacer regalos que simbolicen aspectos negativos. Los presentes más comunes e infalibles incluyen especialidades comestibles regionales, frutas caras, licores o vinos de lujo, tés de primera calidad, etc. Casi tan importante como el regalo es la presentación, con la que no conviene escatimar. Nunca regales a una persona china paraguas o relojes, tienen connotaciones negativas.
Finalmente, aunque no está muy bien visto marcharse antes de que termine la velada o hacerlo precipitadamente, si tienes que irte por algún motivo es mejor avisar con antelación al anfitrión o persona más destacada de la mesa. Siempre pide perdón a toda la mesa y explica el motivo, agradeciendo la invitación y la generosidad tanto de los anfitriones como del resto de comensales por compartir su tiempo contigo.
En definitiva, una comida o cena social en China gira en torno al respeto mutuo y la consideración hacia los demás, la generosidad y el equilibrio. El anfitrión quiere que sus invitados se sientan a gusto y disfruten, mientras que los comensales deben mostrarse humildes y agradecidos en todo momento, manteniendo un clima agradable y pacífico.
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