No hay dos verdes más de moda. Las redes sociales los multiplican, los influencers se afanan en descubrir la última tendencia y los fabricantes, atentos al filón, insisten en picar en la misma veta: la del pistacho y la del té matcha.
No es que todo lleve pistacho ahora, pero sí que desde hace más de tres años hemos visto cómo este fruto seco, bandera pérsica, ahora se ha multiplicado por las dulcerías mundiales y no precisamente a costa del baklava, sino del chocolate Dubái.
De más lejos, pero también enarbolando una bandera verde, el Sol naciente se ha teñido de verde a costa de té matcha, una bebida ceremonial casi legendaria que salpica cafeterías de especialidad y cuentas de Instagram a costa de matcha latte y otras versiones.
Ambos ejemplos son un paradigma de cómo las redes sociales y la histeria colectiva por las últimas novedades acaban suponiendo un terremoto comercial a escala mundial, al punto de que no solo se dispara el precio, sino que también se pone en riesgo la producción.
El inagotable tirón del chocolate Dubái
Durmió más de tres años el sueño de las redes sociales el chocolate Dubái desde que apareció hasta su eclosión. Lo que fue la ocurrencia, mezclada con kadaifi y pistacho, de un obrador de Dubái se convertiría en fiebre y carne de redes sociales en 2024.
Seguramente, en Fix Dessert Chocolatier –de donde salió la primera 'tableta'– nunca habrían pensado que su idea se extendería como la pólvora aunque, a decir verdad, el boom del pistacho (ingrediente estrella de la receta) ya llevaba varios años latente, aunque no a esos niveles.
El chocolate Dubái original. ©Fix Dessert Chocolatier.
La situación en 2025 ha llegado al punto, como explican desde The Financial Times, de que el pistacho se disparase en los mercados internacionales pasando en un año de valer 7,65 dólares una libra (equivalente a 453 gramos) de pistacho kernel (el de referencia en la industria transformadora) a los 10,30 dólares por libra.
En ello ha habido una suma de factores que, entre otros, justifican que su precio para los industriales haya aumentado un 34,6% en este tiempo. El primero de ellos es llegar de la cosecha de 23/24 donde el pistacho aún no había pegado el pelotazo a costa del chocolate Dubái, habiendo vivido un buen año productivo y no tanto a nivel de demanda, por lo que el precio no era especialmente alto. De hecho, se marcó el récord histórico para el pistacho estadounidense, con 1.490 millones de libras producidas, es decir, unos 675.000 millones de kilos.
Sin embargo, la cosecha posterior fue distinta. Aparte de hacer acto de aparición la tableta estrella de la temporada, el pistacho se enfrentó a una crisis de producción en California, estado responsable de cerca del 70% de cuota de mercado mundial de pistacho.
No se puede calificar la cosecha como un petardazo, pero sí se resintió, produciendo apenas 1.100 millones de libras, vinculado a un año especialmente seco en California, que motivó que el comercio mundial se resintiera, a pesar de que Irán dio el do de pecho y, en cierto modo, compensó la escasez del pistacho estadounidense, disparando sus exportaciones un 40% más que en los dos años anteriores.
Con todo y con eso, la aparición iraní no cubría las expectativas mundiales y el pistacho, impulsado por el chocolate Dubái, se ha disparado en este 2025, a expensas de que las nuevas producciones en Estados Unidos, donde están empezando a dejar de lado la almendra –y sus precios bajos– den sus frutos de cara a la cosecha de 2026, que se estima mundialmente en unos 1.460 millones de libras.
El té matcha, una preocupación nacional en Japón
Té matcha en polvo.
Verde es el té matcha, pero no parecen brotes verdes a los que se enfrentan los productores japoneses de esta singular variedad de la Camelia sinensis que en unos pocos años, también enfervorizada por el consumo y propagación de las redes sociales, supone su aparición en todas partes.
Las versiones llegan, incluso, a los supermercados, donde no faltan referencias de té matcha que pueden tener calidades más que dudosas, como también sucede en cafeterías y restaurantes que pregonan a los cuatro vientos sus matcha latte, o sus tartas de queso con té matcha, o cualquier producto que acabe distribuyendo este verde polvo por la receta.
El problema agroalimentario, otro más para un Japón que ya está viendo las orejas al lobo en 2025 con una cosecha de arroz lastrada por las olas de calor, es que no hay capacidad de producir té matcha a los niveles que el mundo demanda.
El calor, igual que en el arroz, ha hecho estragos. Además, se junta una singularidad del té matcha: no es 'flor' de un día. Aunque las intenciones de los agricultores nipones sean las de aumentar la superficie de cultivo, para que esta variedad genere plantas maduras que ofrezcan un buen té matcha necesitan al menos cinco años de crecimiento.
Plantación de té en Japón. ©Jcstudio.
Todo ello convierte al matcha en un codiciado objeto de deseo que, por ejemplo, ha supuesto que el precio del té tencha, una de sus variantes, haya aumentado un 170% en la primera subasta de Kioto, que marca la referencia en el comercio mayorista japonés para este tipo de té.
La cuestión es que ya 2024 fue un año especialmente caluroso en Japón y ya supuso pegar un bocado a la producción de matcha, algo que previsiblemente se va a repetir en 2025.
En el caso del tencha, las cifras hablan por sí solas. En mayo se vendió el kilo de este té a 8.255 yenes (algo más de 48 euros). No es, además, un caso aislado para una de las gallinas de los huevos de oro del sector agrícola japonés, que ha visto triplicada su producción de té sencha en 2024 si se tiene en cuenta la referencia de 2014, lo que ha supuesto una mayor superficie de cultivo y mayores inversiones por parte de los agricultores.
Ceremonial del té matcha.
El té japonés, en cualquiera de sus versiones, vio cómo las exportaciones de 2024 aumentaban más de un 24% respecto al año anterior. Sin embargo, el país mira con cautela a los posibles aranceles de Estados Unidos, un mercado más que prioritario para la industria nipona. La cifra que habla por sí sola es un 78%, que corresponde al porcentaje del té verde en polvo que Japón vendió a Estados Unidos en 2024.
Mientras todo esto pasa, algunos comercializadores ya están poniendo en marcha prácticas inusuales para el mercado del té: las compras anticipadas de cosechas, previniendo así un aumento de precios y asegurando sus derechos sobre lo producido, pero esto solo parece uno más de los capítulos en la erupción del matcha japonés.
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