La popularización de los copos de avena han dado lugar a diferentes modas en la forma de prepararlos, desde el porridge o gachas al simple cuenco de oatmeal, pasando por el bircher muesli y la crujiente granola. La última en llegar ha sido la avena nocturna o, en inglés original, overnight oats, que gana adeptos por ser una elaboración muy sencilla y práctica, que sin embargo puede acabar en desastre.
Cualquier preparación en la cocina que implique alimentos es susceptible de fracaso por muy fácil y simple que parezca; todos podemos cometer errores casi sin darnos cuenta, y con la avena nocturna no iba a ser menos. Hay fallos especialmente comunes que, si bien no serán el fin del mundo ni moriremos intoxicados, sí pueden dejarnos con un plato poco agradable de comer.
Las claves del éxito de la avena nocturna residen en que no requiere cocción, es muy fácil y rápida de elaborar y se puede personalizar y modificar de mil maneras. También es muy saludable, saciante y nutritiva, perfecta para llevar o simplemente disfrutar a primera hora antes de enfrentarnos a nuestra jornada sin tener que liarnos a preparar el desayuno al salir de la cama.
Obviamente te tienen que gustar los copos de avena o las elaboraciones tipo gachas de cuchara para tomar en frío, con su textura cremosa al estilo de un arroz con leche. Si eres más de desayunar tostadas o un pincho de tortilla, poco hay que hacer aquí.
Tres errores a evitar haciendo avena nocturna
Ahora bien, son cinco los errores más comunes que podemos cometer sobre todo si somos novatos en esta preparación, dejándonos con una avena nocturna decepcionante e incluso desagradable que puede convertir el momento del desayuno casi en una tortura para el paladar. Pero tienen fácil solución.
Usar el tipo incorrecto de copos de avena
En España aún somos un poco incultos en cuanto a la distinción entre diferentes tipos de avena que existen en el mercado. Solo hay que acercarse a un comercio británico, estadounidense o irlandés para comprobar que la gama de términos es casi apabullante.
Lo importante aquí es tener claro que buscamos unos copos de avena que no requieran cocción, pues no los vamos a cocer, que no sean muy finos ni instantáneos, ya que los vamos a dejar reposando muchas horas, y que no lleven ingredientes añadidos. El formato adecuado se conoce en inglés como rolled oats; copos enteros, grandes, crudos. Evita los paquetes que se anuncien como 'finos' salvo que te guste la textura muy pastosa.
Una proporción incorrecta de avena y líquido
La idea es que los copos de avena se hidraten poco a poco durante toda la noche en la nevera absorbiendo la leche, bebida vegetal o mezcla con otros líquidos (zumo, café, infusiones...) hasta tener la textura perfecta. Si nos quedamos cortos de líquido, quedará demasiado sólida y casi como una argamasa de cemento; si nos pasamos, tendremos una papilla o sopa con grumos.
Salvo que seamos fans de cualquiera de esas dos opciones, lo deseable es usar una proporción de 1 taza de copos de avena y 3/4 de taza de líquido; es decir, 1 : 3/4.
Acortar el tiempo de reposo
El concepto de 'nocturna' es clave en esta elaboración, aunque nos deja una horquilla demasiado amplia para su interpretación. Lo ideal es que repose como mínimo ocho horas en la nevera, mejor incluso si son 12 horas completas, aunque depende un poco del tipo exacto de copos de avena y el líquido que usemos.
Pero menos de ocho horas podrían dejarnos una avena aún casi cruda, demasiado dura y poco agradable de masticar, salvo que ese sea nuestro objetivo. Si nos acostamos tarde y tenemos que madrugar mucho, no es buena idea prepararla justo antes de ir a la cama.
Obviar los aderezos
Los que odian la avena la tachan de sosa, y puede que no les falte razón. Por eso es importante jugar con la receta añadiendo otros ingredientes al gusto que le aporten más gracia y hagan la experiencia de comerla más placentera.
Si no quieres añadir azúcares -un poco de miel le va muy bien, pero es azúcar-, puedes probar con un poco de algún edulcorante cuando busques un desayuno más dulzón, o, mejor, recurrir a especias: canela, jengibre, cúrcuma, vainilla, etc. Añade además una pizca de sal para redondear los sabores.
No remover antes de comer
La avena nocturna se prepara mezclando todos los ingredientes antes de meterla en el frigo, pero también hay que menearla antes de comerla. Los diferentes elementos pueden haberse separado por la noche y siempre ganará en textura y sabor al remezclar todo al día siguiente justo antes de degustarla.
Al margen de todos estos consejos, ve probando variaciones ajustando la receta a tu gusto, jugando con complementos como fruta fresca de temporada, frutas secas, semillas o frutos secos, etc.
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