Viendo la imagen que encabeza esta entrada podríamos pensar que se trata de un dibujo o una creación virtual, pero se trata de una fotografía tomada directamente de la realidad. Acercándonos un poco más se descubre el truco detrás de tanto colorido extraño, y es que estamos ante una cocina cubierta enteramente por cuentas de vidrio de colores.
Es una obra de la artista Liza Lou, que tuvo que dedicar varios años para finalizar su instalación Kitchen and Backyard, "cocina y jardín trasero". Para ello, recreó a tamaño natural estas dos estancias típicas de una casa familiar para después cubrir absolutamente toda la superficie con millones de cuentas de vidrio de todos los colores posibles.
Liza Lou es una artista norteamericana nacida en 1963 en Nueva York. Ya desde sus inicios como creadora comenzó a tratar en su obra los temas que continúan guiando su carrera, como son la problemática de la mujer contemporánea y la injusticia social, cuestionando los roles cotidianos de la sociedad de consumo. Consiguió llamar la atención con sus primeros trabajos gracias a la peculiaridad de su obra, especializándose en esculturas e instalaciones de tamaño natural.
Como podéis ver, a la cocina no le falta detalle. Las cuentas de vidrio no sólo cubren suelos y paredes, sino también todos los muebles y cada uno de los objetos, incluso la típica caja de cereales o el pastel que acaba de salir del horno. Incluso el agua que sale del grifo y cae sobre los platos sucios está formada por regueros de cuentas de un bonito color azul.
El resultado final es impactante por la apariencia de dibujo animado irreal que consigue darle a todo el conjunto. Es una cocina típica americana, de las que hemos visto miles de veces en la televisión o el cine, llena por tanto de clichés. Es fácil imaginarnos a la madre ama de casa sacando el pastel del horno mientras su familia se marcha corriendo dejando el desayuno en la mesa sin apenas tocarlo.
No hay duda de que el impacto que la artista quiso causar en el espectador será mucho mayor si pudiéramos visitar en persona la instalación, ya que debe causar una sensación de cierto agobio mareante al envolver al público con tantos colores chillones. Al cubrir de esta manera objetos que nuestro cerebro reconoce, pero presentándolos de una manera tan extraña, nos choca y causa confusión, propiciando la reflexión.
En el año 2005 la autora fundó un colectivo con artistas zulús en KwaZulu-Natal, Sudáfrica, desde donde trabaja a partir de la inspiración de la artesanía local con meditaciones sobre el proceso creativo y la imposibilidad de la perfección. Desde luego, su "cocina" no podría estar más perfectamente acabada, pues no se le ha escapado detalle a lo largo de los cinco años que se pasó cubriendo cada milímetro con cuentas de colores.
Vía | DeMilked Más información | Liza Lou En Directo al Paladar | Las imaginativas cerámicas y esculturas de Johnson Tsang En Directo al Paladar | La originalidad de Samantha Lee nos lleva a mundos de fantasía con sus platos de comida