Esta crema de champiñones es un clásico del que no me canso en mis cenas de otoño, con un ingrediente especial

Es la receta perfecta para inaugurar la temporada de cremas de verduras saludables y reconfortantes

Crema de champiñones
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No seré yo quien critique las sopas y cremas frías, pero ya había ganas de tener un cuenco humeante y sabroso en la mesa a la hora de la cena.  La temporada del cuchareo vegetal no ha hecho más que empezar, y en casa lo inauguramos con una receta clásica atemporal que nunca falla en otoño, eso sí, con un toque especial que la hace aún más rica.

Con las esperanzas puestas en la temporada de setas, la bajada de temperaturas y las lluvias nos han activado el modo otoñal, apetece acurrucarse en el sofá con una manta y calentar el cuerpo con cremas que reconforten de forma saludable, pero siempre sin renunciar al sabor. Los hongos de cultivo son un buen comodín para quitarnos el gusanillo setero con esta crema de champiñones y puerros, a la que me gusta añadir un poco de jengibre fresco.

La he repetido decenas de veces usando tanto champiñones blancos como oscuros, con portobello o mezclando varios tipos, y siempre sale riquísima. Al emplear más cantidad de puerro que de cebolla sale más suave, y el jengibre fresco potencia el sabor con un punto asiático muy aromático, logrando una crema súper fácil y muy rica en umami. Y además, así es más digestiva.

La carnosidad del champiñón permite obtener una crema más espesa jugando con la cantidad de caldo o agua, así que podemos prescindir de engordarla con harina y tampoco es necesario usar nata o leche, aunque eso depende del gusto. Con caldo de pollo casero queda de lujo, pero también podemos usar de verduras si somos vegetarianos; y a falta de pan, buenas son tortas: con agua sale también genial.

Crema de Champiñones

Para acompañar la crema, a modo de guarnición, nos gusta desmenuzar un poco de queso feta o de rulo de cabra, a veces reservamos champiñones enteros para coronar o le damos un contrapunto crujiente con semillas de calabaza o pipas de girasol tostadas. Y que no falte un poco de buen pan al lado.

Y un truco final: si la dejamos más espesa y la colamos por un chino, queda una salsa fabulosa para acompañar carnes y darle más vidilla a una simple pechuga de pollo a la plancha, por ejemplo.

Lacor Colador Chino Varilla, Acero, Plateado, 18 cm

Foto de portada | kamranaydinov (Freepik)

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