Los frutos secos forman parte del aperitivo y picoteo más tradicional y socorrido durante todo el año, y no hay que menospreciarlos también en Navidad. Para una ocasión especial, nada como preparar nuestra propia mezcla dándoles un toque más aromático y tostándolos en casa, con recetas tan sencillas como la que proponemos hoy.
Ya sabemos en esta casa la buena inversión que son los frutos secos naturales cocinados con diferentes especias, hierbas aromáticas y otros aderezos, creando sabores agridulces o picantes, y potenciando su textura crujiente y tostada más fresca. Además, salen más baratos que adquiriéndolos ya tostados o fritos.
Esta vez la inspiración llegó de combinar dos recetas de Martha Stewart, adaptándolas un poco a nuestro gusto, pues nos parecía más interesante -y sabroso- mezclar en un mismo bocado nueces y almendras con dos hierbas muy mediterráneas, el tomillo y el romero.
Lavar el romero, el tomillo (si son frescos), el limón y la mandarina. Secar bien las hierbas con papel de cocinar, extraer las hojas y picarlas groseramente a cuchillo, especialmente el romero.
Derretir la mantequilla en una sartén amplia a fuego suave, añadir la miel y mezclar. Incorporar las hierbas, una pizca de pimentón, el ajo granulado, la ralladura de media mandarina y medio limón. Agregar también 15 ml de zumo de limón y un poco más de zumo de mandarina. Remover y dejar que se caliente todo durante 1 minuto, con cuidado de que nada se queme.
Incorporar los frutos secos, partiendo algunas nueces para que no sean todo mitades enteras, y remover con suavidad para que se impregnen bien de la mezcla, echando una pizca de sal. Cocinar, removiendo, durante unos 5-6 minutos, o hasta que estén tostadas al gusto.
Retirar a un recipiente sin cerrar hasta que se enfríen, o directamente a cuencos o fuente donde se vayan a servir. Aderezar con sal gruesa
Con qué acompañar las nueces y almendras de picoteo
La mezcla de aromas y texturas de estas nueces y almendras es tan deliciosa que es un bocado que se devora por sí solo, y además apetece en cualquier momento del día o paso del menú. Sin embargo, lo ideal es servirlas antes de arrancar con los platos fuertes, en el primer picoteo o como parte de los entrantes.
Una buena idea es presentarlas con la tabla de quesos, aunque tampoco sería mala idea sacarlas con la fruta del postre. Si lo preferimos, podemos servir este picoteo en el aperitivo del medio día, con una cerveza algo especial, vermú o un vino de Jerez.
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