Tras entrevistar a la cocinera riojana Angelita Alfaro nos quedamos con las ganas de probar algunas de las recetas de su último libro, Te quiero, verde, en el que explora el recetario vegetal tradicional.
Dado que hablamos de una riojana aficanda en Navarra, no es de extrañar encontrar en el libro muchas recetas con espárragos y alcachofas. Esta elaboración nos llamó especialmente la atención, pues es la única receta del libro que viene con dedicatoria: Alfaro se recuerda a su tía Herminia en la que, asegura, fue la última receta que le enseñó.¡Y vaya receta!
No vamos a engañaros: esta es una receta algo laboriosa. Pero no es difícil y el resultado es, sencillamente, espectacular. Es, además, un plato especialmente contundente para ser vegetariano, por lo que nos soluciona toda la comida.
Primero, cocemos la media docena de huevos durante 11 minutos. Nosotros hicimos los huevos duros en la freidora de aire, pero se pueden hacer, claro, de la forma convencional. Los enfriamos y reservamos.
Pelamos y limpiamos las alcachofas, las cortamos por la mitad y las cocinamos en agua hirviendo con sal. Pasados ocho minutos las escurrimos, reservando un cazo del caldo de la cocción que usaremos para la salsa.
Ahora disponemos un plato con tres huevos batidos (con una pizca de sal) y otro con harina de trigo, para rebozar los huevos duros (en mitades) y las medias alcachofas. Calentamos abundante aceite para freír. Cuando esté bien caliente, pasamos los huevos y las alcachofas por harina y, después, huevo, y vamos friendo todo por tandas. Reservamos en una bandeja con papel absorbente.
Por último, vamos a hacer una especie de velouté para acompañar las alcachofas, que es el toque maestro de esta receta. En una sartén, echamos un poco del aceite donde hemos hecho la fritura. Rehogamos la cebolla bien picada. Mientras, majamos unos ajos y el perejil en un mortero. Cuando la cebolla esté transparente, añadimos una cucharada rasa de harina, el ajo y el perejil. Cuando esté todo rehogado, añadimos el caldo de hervir las alcachofas que habíamos reservado. Sin parar de remover, llevamos la salsa a ebullición y dejamos que se cocine a fuego lento durante un par de minutos.
Servimos las alcachofas y los huevos inmediatamente, bien regados por la salsa.
Te quiero, verde: Una declaración de amor a la cocina vegetal tradicional
Con qué acompañar las alcachofas
Estas alcachofas rebozadas están tan buenas que no necesitan más añadidos que la buena compañía. ¡Vaya tío cursi! En serio: están que te mueres, también si te las comes solo. Eso sí, para beber mucho mejor una cerveza que un vino, que ya sabéis que no va muy allá con las alcachofas, auque un fino o un amontillado tampoco le sentarán mal a este plato.
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