El protagonismo de las cremas de verduras reconfortantes no se lo tienen que llevar solo las de color naranja, por mucho que nos encanten todas las de calabaza, boniato y zanahoria. La remolacha, con su intenso y precioso color rosado, también es una hortaliza perfecta para comer a cucharadas en caliente, y con leche de coco logramos una textura cremosa exquisita apta para veganos o quien no pueda tomar lácteos.
La receta original que nos ha inspirado combina la remolacha con chirivía, pero a falta de ella en la despensa, hemos añadido puerro y nabo a la cazuela; sospechamos que con colinabo también habría quedado deliciosa. La leche de coco tiene además la ventaja de que suaviza el sabor terroso de la remolacha, que a algunas personas no gusta demasiado, y hace que sea una crema más nutritiva, saciante y completa. Puedes sustituirla por nata líquida de cocina sin problema, aunque quedará menos sustaciosa y con un sabor diferente.
Picar finamente la cebolla morada pelada y aparte los ajos y el puerro bien lavado, solo la parte blanca. Lavar, pelar ligeramente y trocear el nabo, y trocear las remolachas por separado. Si son crudas, se pueden cocer primero pelándolas o asar al horno envueltas en papel de aluminio. Si se usan en conserva, que sean al natural.
Calentar un fondo de aceite de oliva en una cazuela y sofreír a fuego medio-bajo la cebolla hasta que se empiece a reblandecer. Añadir los ajos, remover ligeramente y echar el puerro y el nabo. Salpimentar y dejar cocinar unos 8-10 minutos hasta que la verdura empiece a estar tierna. Incorporar la remolacha, los dos pimentones y el vinagre, y cocinar removiendo todo un par de minutos.
Cubrir con la leche de coco y unos 3/4 de la cantidad indicada de agua o caldo (si se usa agua, añadir más sal), remover, llevar a ebullición, tapar y bajar el fuego. Cocer unos 15 minutos; comprobar que la verdura está tierna y triturar con la batidora.
Probar la textura y añadir más caldo o agua si se prefiere más líquida. Corregir el sabor añadiendo más sal, pimienta, pimentón o vinagre, y sevir caliente.
Con qué acompañar la crema de remolacha
Según el tamaño de las raciones podemos convertir esta crema de remolacha en un plato principal o entrante, siendo perfecta por sí sola para una cena reconfortante. La podemos coronar con complementos crujientes que sumen más nutrientes, como frutos secos y semillas, o huevo cocido o escalfado si no somos veganos. Unos garbanzos crujientes también serían un aderezo estupendo.
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