Quien conozca un poco la gastronomía japonesa auténtica sabrá que es mucho más que sushi, tempura o ramen, el último de sus platos convertido en moda occidental. A los nipones también les encanta el cuchareo reconfortante, y es fácil inspirarse en su cocina más cotidiana para preparar platos tan nutritivos y sabrosos como esta sopa de pollo y espinacas. Además, es muy ligera, pero te deja más que satisfecho.
Hemos seguido las indicaciones de su autor original con algunas leves variaciones, como el aprovechar caldo de rehidratar setas que teníamos en la nevera o sustituir el mirin por un poco de vinagre de arroz y vino blanco. por lo demás, los ingredientes son muy sencillos de encontrar en cualquier comercio, y si no tienes alga kombu, puedes usar realmente cualquier otra seca que sume su intenso sabor, como wakame.
El único producto más exótico es quizá el más complicado de sustituir, pero básico para elaborar un buen dashi, o caldo elemental. Se trata del katsuobushi, bonito o atún seco en copos. Este ingrediente apenas ocupa espacio y tiene una vida útil larguísima, así que recomendamos adquirir una buena cantidad para almacenarlo en la despensa; es una bomba de sabor que podrás usar en multitud de platos.
Katsuobushi (hojuelas de atún secas y ahumadas) 40 g
Lo más cómodo es usar una bolsa de espinacas cortadas ya lavadas; en otro caso lavar, secar y trocear. Limpiar el pollo de restos de grasa y secar con papel de cocina; cortar cada pechuga por la mitad longitudinal y luego en tiras. Lavar, pelar y cortar en bastones finos la zanahoria. Lavar, secar bien y filetear las setas.
Calentar un fondo de agua en una cazuela ancha (no mucha), llevar a ebullición y blaquear las espinacas, en tantas si fuera necesario, cociéndolas apenas 2-3 minutos. Escurrir y enfriar rápidamente, procurando extraer el máximo de agua; reservar.
En una olla, calentar a fuego medio el caldo con el alga kombu seca. Cuando rompa a hervir, apagar el fuego y dejar reposar 10 minutos. Volver a calentar echando los copos de bonito seco, a fuego suave, y apagar otra vez cuando vaya a hervir. Reposar 2-5 minutos.
Colar este caldo sobre un recipiente grande, limpiar la olla con papel de cocinar y volver a echar el líquido filtrado. Añadir el mirin y la salsa de soja, y calentar de nuevo. Cuando empiece a hervir, agregar el pollo, la zanahoria y las setas. Tapar y cocinar a fuego medio-bajo hasta que el pollo esté cocido por completo (menos de 10 minutos deberían ser suficientes).
Probar el caldo y corregir de sal, si fuera necesario (poco probable por la cantidad de umami salino que ya tenemos). Repartir las espinacas bien escurridas en cuencos y cubrir con la sopa. Servir caliente con semillas de sésamo tostado al gusto.
Con qué acompañar la sopa de pollo y espinacas
Ligera pero saciante, reconfortante y llena de sabor, esta sopa de inspiración japonesa es una cena perfecta para días de frío, que intuimos también sentará de maravilla en meses más templados, servida a una temperatura menos humeante. Un buen cuenco es más que suficiente para irnos a la cama satisfechos y sin sensación de pesadez, aunque en un menú más completo podríamos tomarla de primer plato, seguida de un pescado al horno, o después de una ensalada.
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