El salmorejo de remolacha es una reinterpretación de un clásico de la gastronomía española. Ideal para cualquier época del año y perfecta para añadir un toque de color a la mesa. La remolacha con su color vibrante, enriquece el salmorejo tradicional. Y añade un plus de beneficios nutricionales, vitaminas y minerales, como ácido fólico y hierro.
Al incorporar este ingrediente, transformamos un plato ya de por sí saludable en una opción aún más interesante. La combinación de su sabor dulce con el del tomate, el ajo y el pan, hace una crema deliciosa.
En un cuenco, trocear el pan y remojar con el vinagre. Dejar unos minutos para que se ablande. Mientras tanto, cortar la remolacha cocida en trozos no muy grandes para facilitar el batido. Cortar los tomates. No es necesario quitarles la piel ni las semillas, a menos que busques una textura absolutamente lisa. Incorporar al cuenco anterior con el diente de ajo pelado, la sal y la pimienta a gusto.
Llevar a la licuadora o con la batidora de mano, triturar a velocidad media, aumentando gradualmente la velocidad hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos de color rosa. En simultáneo, añadir el aceite de oliva hasta emulsionar. Una vez listo, conservar en la nevera hasta el momento de servir.

Con qué acompañar el salmorejo de remolacha
Las guarniciones típicas del salmorejo son huevo duro picado, jamón y panes crujientes, aunque realmente podemos servirlo con lo que más nos guste. Unas almendras enteras y aceite de oliva son buenas opciones por ejemplo.
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