En España, muchos pueblos han acabado convertidos, casi sin pretenderlo, en auténticos refugios cinematográficos. Sus paisajes rurales, su arquitectura bien conservada y su carácter atemporal han sido la excusa perfecta para que cineastas los transformen en escenarios de historias inolvidables.
Ayna, uno de los pueblos más bonitos de Albacete, pasó a la historia como el surrealista plató natural de Amanece, que no es poco, aquella comedia coral que convirtió sus calles en una leyenda del cine español.
Calatañazor, en Soria, fue elegido por Orson Welles para rodar Campanadas a medianoche, gracias a su aire medieval. Ampudia, en Palencia, acogió parte del rodaje de El Cid, con Charlton Heston a la cabeza, mientras que Loarre, en Huesca, fue uno de los escenarios centrales en El reino de los cielos, de Ridley Scott.
En el País Vasco, Zumaia sirvió de fondo costero para escenas de Ocho apellidos vascos y de Juego de Tronos, mientras que el Desierto de Tabernas, en Almería, se convirtió durante décadas en el Hollywood europeo de los spaghetti western. Pero uno de los casos más sorprendentes está en la provincia de Burgos.
En el municipio de Santo Domingo de Silos, cerca del pequeño poblado de Contreras, se encuentra el cementerio de Sad Hill, recreado expresamente para el mítico duelo final de El bueno, el feo y el malo. Aunque el decorado fue abandonado tras el rodaje, ha sido restaurado por fans en los últimos años y se ha convertido en un lugar de peregrinaje cinéfilo.
Y sin embargo, entre todos estos pueblos con pasado cinematográfico, uno destaca especialmente en la provincia de Zaragoza. Hablamos de Sos del Rey Católico, un lugar que no solo guarda un patrimonio medieval envidiable, sino que fue el plató principal de La vaquilla, una de las grandes películas del cine español, firmada por Luis García Berlanga y que es también uno de los pueblos más bonitos de España.
Qué ver en Sos del Rey Católico (Zaragoza)
Situado en el extremo noroeste de la provincia de Zaragoza, justo al borde de Navarra, Sos del Rey Católico pertenece a la comarca de las Cinco Villas. A unos 120 kilómetros de la capital aragonesa, su ubicación estratégica sobre una colina le otorga unas vistas privilegiadas del paisaje circundante.
Este emplazamiento no solo lo hace atractivo desde el punto de vista escénico, sino que también fue clave en su desarrollo histórico. De hecho, el nombre del pueblo no es casual: aquí nació, en 1452, Fernando II de Aragón, más conocido como Fernando el Católico, uno de los monarcas más importantes de la historia de España.
La esencia medieval de Sos está presente en cada rincón. Su casco histórico, declarado conjunto histórico-artístico en 1968, se conserva de manera impecable. Las calles empedradas, las casas de piedra con balcones de forja y los escudos nobiliarios esculpidos en las fachadas crean una atmósfera que parece detenida en el tiempo.
Caminar por sus callejuelas es sumergirse en la Edad Media, y quizás por eso Berlanga lo eligió como escenario para La vaquilla, ambientada en un pueblo dividido durante la Guerra Civil. En las escenas del filme pueden reconocerse rincones como la plaza de la Villa, el Arco de la Reina o la calle Fernando el Católico, todos aún intactos.
Uno de los puntos más emblemáticos de la localidad es la iglesia de San Esteban, de origen románico y con añadidos posteriores. Su cripta es una joya artística que alberga pinturas murales del siglo XI. Desde allí se accede también a la parte alta del pueblo, desde donde se obtienen vistas panorámicas de las Cinco Villas.
No muy lejos está el Palacio de Sada, lugar de nacimiento de Fernando el Católico, que hoy acoge un centro de interpretación dedicado tanto al monarca como a la historia de Sos. Visitarlo permite entender el peso político, cultural y estratégico que tuvo esta villa en la Corona de Aragón.
Para quienes buscan experiencias más allá de lo puramente monumental, Sos ofrece una ruta cinematográfica que recorre los lugares exactos donde se filmaron escenas de La vaquilla.
En cada parada hay paneles explicativos con imágenes del rodaje, anécdotas y detalles curiosos sobre cómo se transformó el pueblo durante aquellos días de 1984. Esta ruta no solo es interesante para los amantes del cine, sino también para cualquiera que quiera ver el pueblo con otra mirada, reconociendo en cada esquina el eco de un diálogo, una cámara o una escena ya legendaria.
Además, en Sos se organizan visitas guiadas que permiten conocer de forma más profunda su patrimonio. Hay rutas nocturnas teatralizadas, talleres de arqueología para familias y recorridos temáticos centrados en la historia del arte o la arquitectura.
También cuenta con varias tiendas de artesanía, restaurantes donde degustar la cocina aragonesa tradicional y alojamientos con encanto, muchos de ellos ubicados en antiguos palacetes rehabilitados. Incluso puedes hospedarte en el Parador Nacional, instalado en el antiguo monasterio de Nuestra Señora de Valentuñana, con unas vistas privilegiadas y un ambiente sereno.
Imágenes | iStock