Para mí, este es el mejor queso que se puede echar en las ensaladas: aliña, no empapa y no se deshace

Uno de los grandes problemas de esta mezcla está en acabar encharcando el fondo de la ensaladera

Queso Ensalada
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Jaime de las Heras

Editor Senior
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Jaime de las Heras

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Cuando llega el calor, los chicos se enamoran… Ah no, no es aquí. Cuando llega el calor, más allá de lo que cantaban Sonia y Selena, nos apetece meter más ensaladas en nuestra dieta, aunque a veces se nos queden nutricionalmente cortas.

Por eso, creo que incluir el queso en muchas de ellas es la mejor manera de enriquecerlas, no solo desde un nivel nutritivo, sino también desde un punto de vista gustativo.

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No obstante, no todos los quesos se defienden igual dentro de una ensalada, habiendo algunos ejemplos claramente evitables por ser demasiado secos, algo que rara vez le hace justicia a una ensalada. Otros, por contra, pecan de lo contrario y se pasan de húmedos, aunque en general son los que más nos apetece incluir en las ensaladas porque son más ligeros.

Sin embargo, para mí, como adicto al queso, creo que hay una referencia imbatible a la hora de incluirlos en las ensaladas porque reúne lo mejor de tres mundos: es sabroso, no se desmenuza fácilmente y es lo suficientemente húmedo como para refrescar sin empapar.

Hablo, ni más ni menos, que del queso feta. El que me haya leído en más ocasiones sabe del cariño que tengo no solo a este queso en cuestión, sino a los quesos de oveja mediterráneos como también pasa con la ricotta salada siciliana que se suele utilizar en el pane cunzato.

En este caso, las ventajas del feta son perfectas para las ensaladas porque, gracias a su textura, no se desmenuza demasiado. Es cierto que algo más que las clásicas mozzarellas, también muy habituales en las ensaladas, pero algo más sosas a mi modo de ver.

Del mismo modo, al tener un contenido en sal algo mayor, permite sazonar en cierta medida a la propia ensalada, dando más sabor que otros queso blancos frescos u otros quesos tiernos.

Por último y, para mí fundamental, está el factor humectante. Muchos queso frescos pecan de tener una lógica cantidad de agua, que acaban empapando algunas ensaladas –especialmente si las metemos en un táper o no las comemos en el acto–, por lo que el feta cumple con esa premisa de no soltar más agua de la cuenta en el fondo de nuestro cuenco o bol.

Imágenes | Imagen de freepik

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