Por lo general no me gusta mucho tomar zumo de naranja pues no me sienta bien, así que suelo aprovechar esta fruta para incorporarla en la repostería ya que el sabor que le aporta me encanta. Aprovechando que se ven en las tiendas, el otro día me decanté por preparar un bizcocho de naranja sanguina, variedad que me gusta mucho sobre todo para dulces y ensaladas.
En esta ocasión en vez de mantequilla este bizcocho lleva entre sus ingredientes aceite de oliva, y a diferencia de otras recetas, se baten clara y yema por separado aportándole una gran suavidad a la miga. Os traigo pues una versión verdaderamente esponjosa y con un sabor delicioso adornado en su superficie con naranja glaseada.
Si queréis preparar las naranjas confitadas este sería el primer paso por donde habría que empezar. Para ello colocamos en un cacito al fuego el agua y el azúcar y las rodajas de naranja limpias. Dejamos todo hervir durante 15 minutos y retiramos del fuego permitiendo que las naranjas se vayan enfriando en el almíbar.
Seguidamente precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo, además engrasamos un molde corona de aproximadamente 23 centímetros de diámetro y lo enharinamos, sacudiendo el exceso de harina. Separamos las yemas de las claras.
Batimos con una batidora o bien en un bol con unas varillas las claras a punto de nieve con el pellizco de sal. Reservamos. En otro bol añadimos las yemas con el azúcar y la ralladura. Batimos hasta que blanqueen y doblen su volumen; entonces vertemos poco a poco sin dejar de batir el aceite de oliva y el zumo de naranja sanguina, incorporando suavemente los ingredientes.
Usando una cuchara de madera echamos la harina y la mezclamos con la masa sin sobrebatir hasta que no veamos grumos, añadimos posteriormente las claras a punto de nieve y mezclamos con suavidad para incorporarlas.
Vertemos en el molde y horneamos durante 50 minutos. aproximadamente. o hasta que al pincharlo lo veamos cocido. Lo retiramos del horno y lo dejamos unos minutos dentro del molde para pasarlo posteriormente a una rejilla y que acabe de enfriar.
Con qué acompañar el bizcocho de naranja sanguina
Este bizcocho de naranja sanguina es suave y muy esponjoso, y lo cierto es que si conseguís que no lo coman muy rápido comprobaréis que dura tierno durante unos cuantos días. Yo cuando es para casa y para desayunar, no le preparo las naranjas confitadas, pero no dudo en hacerlas cuando es para acompañar una merienda pues la presentación gana muchísimo, además de que me encanta ir tomándolas a medida que voy comiendo el bizcocho.
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