Que levante la mano aquel que de pequeño no se haya comido una copa de nata y chocolate, también llamados Dalkys. Esta copa hizo época, pues fue de los primeros postres “especiales” que podíamos tomar hace ya años para cambiar del típico yogur corriente. Aunque su sabor no es exactamente como el industrial desde luego que esta copa casera nos quitará el gusanillo cuando tengamos ganas de algo chocolateado y nos transportará de nuevo a nuestra infancia.
Como es habitual en los cuajados, necesita unas horas de reposo en el frigorífico para coger cuerpo, y si podemos aguantar sin probarlo, mejor dejarlo de un día para otro durante toda la noche. Al día siguiente, se le añade un poco de nata montada en la superficie antes de servir.
En un cacito hervir la leche con la nata, la pizca de sal y el azúcar. Reservar hasta que esté templada. Por otra parte batir las yemas de huevo. Cuando la mezcla de leche haya enfriado un poco ir echándola en chorro fino sobre las yemas sin dejar de remover.
Pasar la mezcla de nuevo al cazo y a fuego muy suave cocer removiendo la crema durante cuatro minutos. Separar del fuego y antes de que enfríe echar el chocolate con leche y el negro desmenuzados, mezclando con unas varillas hasta que se disuelva.
Verter la crema en el vaso de una batidora y batir a velocidad fuerte durante un minuto. Distribuir en los vasitos o copas y dejar enfriar en la nevera un mínimo de seis horas. Servir con nata montada.
Con qué acompañar las copas
Estas copas de chocolate y nata caseras se deben de consumir bien frías. Como os comentaba antes os recomiendo añadirles nata montada por la superficie para que sean más parecidos a los originales. Al ser un postre con yemas de huevo es importante en el verano consumirlo rápido y no dejarlo nunca a temperatura ambiente.
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