Los fizz son una familia de cócteles cuyo nombre responde a una onomatopeya. Se llaman así porque su principal característica es que son efervencentes: llevan una buena proporción de soda. Tienen además un sabor cítrico, que los aproxima a los sour, una familia de cóctes anterior de la que proceden sin duda estos.
De entre los fizz, el cóctel más famoso es el gin fizz que se elabora, obviamente, con ginebra. Además de soda, zumo de limón o lima y, como casi todo los cócteles, un poco de azúcar, en forma de sirope o almíbar. Existen muchas variantes, la más famosa el Tom Collins, que no deja de ser un tipo de gin fizz.
Si nos podemos puristas, el gin fizz debería servise en un vaso tumbler medio, un vaso alto, parecido al de copa tradicional española, pero algo más ancho. En su ausencia, podemos servirlo en cualquier tipo de vaso alto.
La elaboración de este cóctel es muy sencilla, pero es importante prepararlo en coctelera. Llenamos de hielo una coctelera y añadimos 22 ml de zumo de limón o lima, 22 ml de sirope simple (que hemos hecho mezclando a partes iguales agua hirviendo con azúcar) y 60 ml de ginebra.
Mezclamos bien y servimos en un vaso largo, al que añadimos al final 30 ml de soda. Decoramos con una rodaja de limón y servimos de inmediato.
Con qué acompañar el gin fizz
El gin fizz es un cóctel ligero, que se puede tomar de aperitivo, pero también a modo de refresco. No necesita ningún acompañamiento, aunque al ser un cóctel poco pesado, le pueden ir bien unas almendras fritas o unas infalibles patatas chips.
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