Resistirse a un buen croissant (o cruasán, o croasán) es bastante difícil, y más si son tan fáciles de hacer como estos croissants caseros que sorprenderán a todos en casa y que, contrario a lo que puedas pensar, son más fáciles de hacer de lo que parece, casi tanto como las napolitanas de chocolate, que además tienen su réplica precisamente en el croissant casero de chocolate, una delicia.
Si tienes amasadora es perfecto para ahorrarnos esfuerzo, aunque se pueden amasar a mano, pero es un proceso laborioso. A partir de ahí, el resto de la preparación no tiene ciencia más allá de dejar fermentar correctamente para que crezcan bien. Quedan buenísimos si les damos un toque especial, como en el croissant relleno de manzana, o cuando se han secado un poco y se usan para hacer french toast o tostadas francesas de croissant.
La clave, como es lógico, es que tengan una textura de hojaldre que los haga esponjosos y ligeros, sin que tengamos la sensación de estar comiéndonos una masa muy pesada. Por supuesto, el concurso de la mantequilla es fundamental, como sucede en otras recetas de postres, de pasteles o de bizcochos.
A partir de ahí, el cielo es el límite de este tipo de croasán que serán perfectos para sorprender con el desayuno en casa o para una merienda con amigos, ahorrándonos el paso de ir a la pastelería y triunfando con la repostería doméstica.
En la leche tibia diluimos la levadura y en la amasadora introducimos todos lo ingredientes menos la mantequilla y amasamos durante 10 o 12 minutos.
Luego añadimos la mantequilla en pomada en dados y amasar otro par de minutos. Dejamos fermentar en bloque la mezcla en lugar cálido una hora u hora y media aproximadamente hasta que doble su volumen.
Pasado ese tiempo preparamos la mantequilla para hojaldrar dejándola en forma de placa cuadrada de un centímetro de grosor, es importante que esa mantequilla esté fría.
Heñimos la masa con los puños, haciendo un hueco que permita introducir la mantequilla y le damos cuatro o cinco vueltas simples dejándola reposar en frío entre vuelta y vuelta unos 20 min en frío.
Tras los volteos, estiramos la masa a tres milímetros de grosor con un rodillo pero sin hacer demasiada presión y cortamos triángulos isósceles de unos veinte centímetros de largo.
Formamos los croissants enrollándolos desde la base y los dejamos fermentar en placa de horno una hora más. Pasado ese tiempo los pintamos con la yema y la leche y los horneamos entre 12 y 14 minutos a 200 ºC.
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Con qué acompañar el croasán casero
Poca compañía más necesita un croasán que un buen café con leche o que un vaso de leche, aunque también podéis preparar un batido o, si queréis hacerlos aún más potentes, mezclarlos con algo de chocolate o de nutella.
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