Tres nuevos artículos publicados esta semana en la revista The Lancet revisan la evidencia científica que vincula el aumento del consumo de alimentos ultraprocesados con las mayores amenazas de la salud a nivel global. Los autores advierten que estos alimentos están empeorando la calidad de la dieta en todo el mundo, y los vinculan con un mayor riesgo de sufrir múltiples enfermedades crónicas que pueden además causar daños severos en los principales órganos.
El mayor protagonismo que han adquirido los ultraprocesados en los hábitos alimentarios de la población mundial ha provocado cambios drásticos en la dieta, dejando de lado cada vez más los alimentos frescos y las comidas mínimamente procesadas y cocinadas en los hogares. Estos cambios se relacionan con hasta 32 efectos perjudiciales en la salud, suponiendo, así, una de las grandes amenazas de la salud mundial ante la cual, según los expertos, es urgente actuar cuanto antes.
Los autores de estos nuevos artículos, que forman parte de la serie Lancet sobre Ultraprocesados y Salud Humana, exponen que la exposición a los ultraprocesados es consecuencia de una economía alimentaria impulsada por el beneficio corporativo que favorece el consumo de sus productos. El trabajo afirma además que esa mejora de la dieta no depende solo de la responsabilidad del consumidor, sino que exige políticas coordinadas globales para frenar a las empresas y favorecer el acceso a alimentos frescos y saludables.
La preocupación que genera en el ámbito científico el auge de los ultraprocesados es cada vez mayor, así como la manera en la que está afectando a la salud tanto en países desarrollados como en poblaciones con menos recursos. Sin embargo, tanto el concepto mismo de ultraprocesado como su impacto real son todavía objeto de controversia, pues carecemos de evidencia científica sólida que permita sacar conclusiones consistentes.
Expertos como Jules Griffin, director del Instituto Rowett de la Universidad de Aberdeen, advierten que los ultraprocesados no son el único factor que ha provocado un cambio de nuestros sistemas alimentarios, por lo que la asociación no implica causalidad. No sabemos todavía a ciencia cierta cuáles son los mecanismos con los que estos productos pueden causar problemas de salud, ni todos los ultraprocesados son insanos. “Necesitamos urgentemente comprender cómo el procesamiento de alimentos a esta escala influye en nuestra salud y cómo los alimentos ultraprocesados tienen un impacto importante en nuestro riesgo de desarrollar enfermedades crónicas”, afirma a SMC.
De la misma opinión es Jordan Beaumont, profesor de Alimentación y Nutrición de la Universidad de Sheffield Hallam (Reino Unido). “La idea de que el procesamiento de los alimentos sea el culpable de los efectos de la dieta en la salud humana es un enfoque demasiado simplista”. Beaument considera que este metaanálisis obvia los matices de la alimentación en el contexto de la vida en general, y recuerda que existe poca evidencia que demuestre que los alimentos ultraprocesados sean intrínsecamente poco saludables solo por su nivel de procesamiento.
Sin embargo, lo que evidencia este amplio estudio es cómo ha empeorado la dieta a nivel global. “Los estudios realizados hasta ahora ya son suficientes para poner en marcha medidas que protejan a la población del consumo de este tipo de alimentos”, afirma a SMC España Esther López-García, profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid y presidenta del Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad (NAOS).
La experta coincide con los autores del trabajo en que es necesario regular la producción de los alimentos ultraprocesados y reducir la exposición de la población a los mismos, sobre todo de los sectores más vulnerables como los niños, con políticas como la reciente medida de eliminarlos de los comedores escolares.
Los investigadores que firman este nuevo metaanálisis proponen medidas como imponer restricciones de marketing más estrictas y limitar las ventas y el espacio en las estanterías de los ultraprocesados en supermercados. Pero, además, señalan que se debe ampliar el acceso a alimentos frescos y adaptar las políticas a las circunstancias de cada país.
“Las corporaciones, no los individuos, están detrás del auge de los ultraprocesados”
El profesor Simón Barquera, del Instituto Nacional de Salud Pública de México, México, afirma que “Las poderosas corporaciones —no las decisiones de los individuos— están detrás del auge global de los ultraprocesados. A través de grupos de interés, estas corporaciones suelen posicionarse como parte de la solución, pero sus acciones cuentan una historia diferente: centrada en proteger los beneficios y resistir una regulación efectiva”.
A pesar de las limitaciones que implica partir de estudios observacionales, y la necesidad de seguir investigando para comprender cómo actúan los ultraprocesados, los autores de The Lancet afirman tener la evidencia suficiente como para lanzar un mensaje de movilización urgente contra estos productos.
“Vivimos en un mundo donde nuestras opciones alimentarias están cada vez más dominadas por los ultraprocesados”, afirma Phillip Baker, de la Universidad de Sídney. Pero concluye con un mensaje esperanzador: “Es posible un camino diferente: uno en el que los gobiernos regulen eficazmente, las comunidades se movilicen y las dietas más saludables sean accesibles y asequibles para todos”.
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