Internet y las redes sociales no han hecho más que multiplicar y expandir las tendencias culinarias que llevan muchos años marcando patrones en nuestra sociedad. Twitter, Instagram y, sobre todo, TikTok, viralizan a la velocidad de vértigo recetas, platos y trucos (hacks) que cada vez más se pueden dividir en dos grupos: las de "eso lo puedo hacer yo" y las repugnantes. Y ambos son adictivos.
Desde la pandemia es TikTok quien lleva la delantera, pues se ha ganado al público conquistando primero a una audiencia muy joven gracias a su formato de vídeos extremadamente cortos, llamativos y con un ritmo casi demasiado frenético, que enganchan con una facilidad pasmosa. Al imponerse una estética casual que huye de lo demasiado profesional también ganó puntos frente a su gran competidora, Instagram, donde sigue dominando lo más "cuqui" y perfeccionista.
Pero cuando algo triunfa en TikTok rápidamente se extiende a las demás redes y su viralidad crece aún mas, llegando a todo tipo de públicos. Y así es como la última no receta que triunfa nos ha dejado incluso reacciones de Alberto Chicote, incapaz de contenerse a ver, analizar y comentar el grotesco plato. Porque cuando le das al play, es imposible dejar de mirar.
El susodicho vídeo muestra a una joven preparando una típica pie o tarta de tipo americano, con su base de masa tipo brisa o quebrada, pero con relleno salado. Y desde luego que de sal no irá precisamente coja, a juzgar por la cantidad de productos precocinados que empieza a echar.
— Charly M. (@SeriousCharly) August 14, 2022
Comienza cociendo con agua dos botes de Pringles cheddar hasta hacer una pasta, que son la base del relleno. A este agrega una lata de sopa de ternera y verduras (sin mucho líquido), salsa de queso doble cheddar ("solo un poco para darle sabor"), mix de masa de muffins de maíz, queso parmesano rallado de bote, sal de ajo, albahaca seca y falsa mantequilla en espray (para darle color, "más sana que la mantequilla"). Al horno 20 minutos, y listo.
"¿Cómo se te ocurren estas recetas?", le pregunta a mitad del vídeo otra voz femenina, que no deja de maravillarse ante cada nuevo ingrediente. "Simplemente pienso en mis cosas favoritas y cómo ponerlas juntas en una mezcla deliciosa".
La adictiva fascinación por lo desagradable y absurdo
Este, digamos, peculiar pastel de patata, carne y queso es solo un ejemplo más de centenares de vídeos virales similares. En las reacciones y comentarios que generan solemos tildarlos de "americanadas", pero lo cierto es que también en Estados Unidos reaccionan con asombro y algo de náuseas a estas preparaciones. No son pocos los medios del país que se han cuestionado por qué los gross viral food videos se han puesto de moda.
Está claro que el confinamiento ayudó al proceso, pero si entonces triunfaban más los vídeos de platos de verdad, el concepto ha evolucionado al exceso buscando los tres minutos de fama. O de atención, que es lo que prioriza el algoritmo; si nota que algo que te interesa, te mostrará más contenidos similares.
Nos gusta escandalizarnos, descubrir hasta dónde es capaz de llegar el autor del vídeo y después criticar y comentar en comunidad los resultados, entrando en juego también el humor. El ser humano siempre ha sentido atracción por lo desagradable, y estos vídeos de comidas imposibles siempre dan un paso más, generando incluso cierta expectación e intriga para ver cómo va a terminar.
Styling for Instagram
Más que de cocina, la viralidad de estos vídeos se resume en algo muy simple: es puro entretenimiento. Algo repulsivo, barato y fugaz, pero no es más que espectáculo de consumo rápido. Como las recetas que muestran.
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