Cacaolat: el primer batido de cacao industrial del mundo nació en Cataluña para colocar la leche que no se vendía

Cacaolat: el primer batido de cacao industrial del mundo nació en Cataluña para colocar la leche que no se vendía
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El Cacaolat es uno de los símbolos gastronómicos de la Cataluña contemporánea, y especialmente de la Cataluña industrial hecha a sí misma, además de tener el título de ser el primer batido de cacao del mundo fabricado industrialmente. Aún hoy, casi 100 años después de su lanzamiento, pedir un Cacaolat en un bar es toda una declaración de arraigo, ya sea natural, frío o caliente, según canta su publicidad.

Esta bebida nació por la necesidad de transformar el excedente lácteo que a menudo se producía, y que preocupaba a los socios de Letona. Pero, ¿qué era Letona entonces? En 1925, los miembros de la Asociación de Receptores y Vendedores de Leche de Barcelona decidieron unir sus esfuerzos para crear una distribuidora para comercializar leche envasada y esterilizada, lejos de la tradición familiar de abastecerse en las vaquerías de ciudades y pueblos.

Los fundadores de la empresa láctea Letona encontraron en el mito griego de Leto el símbolo que los representaría
La fábrica Letona de Cacaolat

Sus fundadores encontraron en la mitología griega y en el mito de la maternidad de la diosa Letona el símbolo que los representaría. Letona, hija de titanes, se quedó embarazada del dios Zeus. Hera, una esposa herida y celosa, decidió condenarla con la maldición de que la futura madre no podría dar a luz en ningún lugar donde hubiera rayos de sol.

Letona vagó por el mundo hasta que Zeus tuvo noticia de la maldición y llevó a su antigua amante ante Poseidón, que la escondió en la isla de Delos y le construyó una cubierta donde dar a luz. Tras nueve días y nueve noches de doloroso parto, la diosa tuvo a sus hijos Apolo y Diana.

También el nacimiento del Cacaolat está rodeado de magia. Se dice que la idea de este batido surgió en una boda celebrada en Hungría a la cual fueron invitados los dueños de las Granges Vinader, de Letona. Esa invitación supuso probar una mezcla desconocida que encendió la chispa.

Un camión de Cacaolat

Sin embargo, su fabricación requería poder ser manufacturado en serie, producido en condiciones higiénicas y ser apto para todos los públicos. La leyenda también narra que los inventores se apoyaron en el conocimiento de un químico húngaro, Ernets Gokes, y en el aprovechamiento del excedente de la leche.

Un estreno arrollador

Así, en 1932 el registro de la propiedad intelectual otorgaba a la empresa la patente de un nuevo producto llamado Cacaolat bajo la definición de una "bebida refrescante y sabrosa". Su lanzamiento tuvo lugar en la VI Feria de Muestras de Barcelona, celebrada en junio de 1933, donde alcanzó un enorme éxito.

Las crónicas de la época relatan que, al abrirse la feria, el producto se podía degustar gratuitamente en el estand de Granges Vinader, de Cardedeu (una localidad a 37 kilómetros de Barcelona) y ante las colas y el alud de peticiones se pasó a cobrar la cata a cinco céntimos el vaso.

Producción industrial de Cacaolat

Según documentan en la empresa, "el éxito fue imposible de parar" y Granges Vinader no podía llevar a cabo una producción a tan gran escala en los locales de restauración y venta que tenían. Fue Marc Viader i Bas, propietario de la empresa y socio y vocal de Letona, quien hizo posible que aquel nuevo producto adquiriera la gran escala que necesitaba para su desarrollo comercial. Así, en 1933 Letona pasó a producir 900 botellas de Cacaolat y solo tres años más tarde ya producía 686.425.

Un vacío de 15 años por la guerra

La Guerra Civil paralizó la manufactura del batido por falta de suministros y pasaron casi 15 años sin Cacaolat por la contienda y sus consecuencias. De hecho, su producción no se retomó hasta que las importaciones de cacao se normalizaron.

En 1950, con el lema De igual calidad al de 1936, Cacaolat inició su segunda y definitiva existencia, y desde entonces se han producido millones de botellas que, puestas juntas, darían once veces la vuelta al mundo. También desde la mitificación, algunos aseguran que esta longitud serviría para ir desde la Tierra hasta la luna y volver.

Pepi, el risueño niño de los anuncios del batido Pepi, el risueño niño de los anuncios del batido

Desde entonces, la empresa empezó una serie de campañas publicitarias protagonizadas por Pepi, un niño risueño y fuerte que cargaba una botella de esta bebida a la espalda y que promocionaba el Cacaolat como alimento infantil.

De la mano del arte

Para la celebración de su 65 aniversario, la marca dio una gran fiesta y encargó al reputado artista plástico Josep Maria Subirachs (Barcelona, 1927-2014) la realización de una litografía conmemorativa como recordatorio de la efeméride. El requisito para el artista era el que el cuadro incorporara un referente a Barcelona y a la botella icónica estilo torpede de Cacaolat.

El artista tituló la obra Diálogo Cacaolat en un diálogo entre un perfil blanco que representa la leche y otro perfil marrón en evocación del cacao, y al fondo una de las chimeneas de La Pedrera, de Antoni Gaudí, como símbolo de la ciudad que vio nacer la bebida.

Artistas y escritores han hecho referencia al icónico batido en sus creaciones
Cartel promocional de Cacaolat Cartel promocional de Cacaolat

Además, esta bebida se integró en el imaginario colectivo catalán como un alimento más perfecto para su maridaje con emblemáticas propuestas locales como el pa amb tomàquet. En 1988, el arquitecto Oriol Bohigas, entonces regidor de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, lo presentó como una pareja gastronómica en una comida con periodistas y gastronómos como Ferran Adrià, Natàlia Gaig i Joan Mediavilla. Ya en aquella época se podían probar en la capital catalana combinados y cócteles con este batido como ingrediente, como el 'lumumba' con Cacaolat y coñac.

También esta bebida ocupa un lugar destacado en la literatura desde que Bohigas la apadrinara. En 1980 el colectivo literario Ofèlia Dracs lo convirtió en protagonista del cuento erótico Deu poemetes té el pomer (1980), editado por Tusquets, y donde el batido era responsable del embarazo de la protagonista. También Ramon Monton Lara lo incluyó en su novela El Nyèbit (2003), que recrea el viaje existencial de su protagonista a través de diferentes hallazgos y descubrimientos históricos, y Albert Mestres Emilio lo recuperó en su cuenta La mort de l'imbècil (2000).

Una botella de Cacaolat

No obstante, su momento más destacado llegó de la mano de Enrique Vila-Matas, que introdujo esta bebida en su novela autobiográfica 'El Mal de Montano', ganadora del Premio Herralde 2002 y Premio Médicis de novela extranjera en 2003 en Francia. En esta, Vila-Matas afirmaba: "Mi magdalena de Proust era el Cacaolat. Aquellos cacaolats en el puerto de Ibiza, viendo atracar y partir los buques de la Transmediterránea, con las banderas fachas en las chimeneas". También Josep Maria Espinàs recordaba este batido en A peu pel Maestrat, y más recientemente lo hacían Màrius Serra en sus artículos en prensa y el humorista Andreu Buenafuente en sus monólogos.

La empresa apadrinó a Copito de nieve por sus vínculos con su Guinea natal

También el batido se asoció con uno de los ciudadanos más universales de Barcelona: Copito de nieve, el gorila albino encontrado en 1966 en la selva de Nko, en Guinea Ecuatorial que fue inquilino del Zoo hasta 2004. En el marco de la campaña Adóptame, Letona adoptó a este animal por el vínculo guineano de las plantaciones de cacao en las que se produce el batido.

Letona apadrina a Copito de nieve

Una receta secreta e intacta a través de los tiempos

La responsable de marketing y comunicación de la empresa, Laura Rojals, explica que la receta original de Cacaolat se ha mantenido intacta desde 1933. "Es una receta secreta que no podemos desvelar, elaborada con un 90% de leche Letona de granjas familiares de proximidad y cacao de agricultura sostenible", explica.

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No obstante, esta bebida necesariamente ha ido evolucionando de la mano de los tiempos, especialmente a los nuevos paladares. En este ámbito, Rojals detalla que desde la empresa se busca constantemente innovar "para adaptarse a las preferencias de los consumidores y a las tendencias del mercado tanto en sabores como en nuevos formatos".

La empresa llegó incluso a lanzar un Cacaolat veggie, pensado para opciones de consumo vegano, pero no cuajó. Rojals detalla que tuvieron este producto en el pasado "pero la acogida que tuvo en el mercado no fue la esperada". "Aún así, seguimos atentos a las tendencias y el equipo de I+D de la compañía está constantemente trabajando en nuevos proyectos", avisa.

Imágenes | Cacaolat
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