Al chocolate, alimento de dioses, se le atribuyen tantas maldades como beneficios, según la óptica desde la que se mire. Más allá de la pura experiencia placentera que produce devorarlo, casi todas sus bondades se las debemos al cacao y las sustancias que contiene, verdadera fuente de propiedades saludables. Sin embargo, también el cacao puede ser tóxico para el ser humano. Como se suele decir, el veneno está en la dosis.
El culpable de esa toxicidad es un alcaloide considerado en el grupo de las llamadas drogas socialmente aceptadas, sustancias adictivas que 'enganchan' a una escala mucho menor que las consideradas peligrosas y que, por tanto, están prohibidas. El chocolate estuvo prohibido durante un tiempo, pero fue por otros motivos más vinculados al poder y la moral que a una preocupación por la salud.
Los más golosos o los mayores apasionados del chocolate suelen -solemos- decir un poco con sorna que somos adictos a su consumo, y de hecho no estaríamos mintiendo. Puede que no tenga los mismos efectos de enganche ni produzca el mismo síndrome de abstinencia que otras drogas más dañinas como los opiáceos, el tabaco u otros alcaloides, pero sí que tiene efectos similares en el organismo, a menor escala. Una adicción potenciada por otros componentes que suelen añadirse al chocolate o los dulces que lo contienen, como el azúcar y las grasas.
El poder adictivo del chocolate
Los dulces enganchan. Estamos biológicamente diseñados para disfrutar de los sabores dulces y huir de los amargos, aunque, por suerte, el paladar también se puede entrenar. Si no hacemos nada para ponerle freno, el consumo habitual de dulces nos hará querer comerlos más y con más frecuencia, y la presencia de grasas hace que nos cueste frenar o tomarlo en pequeñas dosis. El clásico "abro un paquete de galletas y me lo como de una sentada sin darme cuenta".
El cacao es una sustancia adictiva que estimula el sistema nervioso
El chocolate es adictivo porque ese dulzor engancha y además lo vinculamos a momentos placenteros, de ocio y recreación, vinculado a recuerdos infantiles, etc. Y produce un efecto placentero en el cerebro, estimulando el sistema nervioso central. Incluso desinhibe y despierta, como la cafeína, sustancia también adictiva y también presente en el chocolate. O, mejor dicho, en el cacao.
El alcaloide tóxico del cacao
Si prescindimos de ese azúcar adictivo y grasas añadidas, quedándonos con una tableta de chocolate al 99% o incluso 100% de cacao, seguiría siendo adictiva, y también potencialmente tóxica. Porque cuanto más puro es el chocolate, además de ser más rico en grasa, es cuando más concentra micronutrientes y sustancias como la teobromina.
La teobromina es un compuesto químico presente de forma natural en numerosos alimentos, pero que recibió su nombre precisamente por vincularse al cacao (Theobroma cacao). Se trata de un alcaloide vegetal de sabor amargo, similar a la cafeína, al que se le atribuyen numerosos efectos en el organismo: es un estimulante suave, diurético y vasodilatador. Esto quiere decir que puede producir placer, felicidad y relajación, al disminuir la tensión arterial.
El problema es que también es una sustancia tóxica. De hecho, el cacao resulta extremadamente peligroso para animales como perros y gatos, a los que además nunca se les debería proporcionar dulces humanos.
Una, digamos, sobredosis de chocolate podría provocar pérdida de apetito, taquicardia, fuertes dolores de cabeza, sudoración excesiva, temblores, mareos, náuseas y vómitos. Y al disminuir la tensión arterial acelerando el ritmo cardíaco, podría llegar a ser mortal.
Cuánto chocolate puede matarte
Afortunadamente, tendríamos que comer mucho, muchísimo chocolate de golpe para que tuviera un efecto mortalmente tóxico en nuestro organismo. Lo más probable es que tuviéramos que acudir a urgencias antes por fuertes problemas gastrointestinales.
La teobromina se considera tóxica para el ser humano a partir del consumo de 1.000 miligramos por kilo de peso corporal. Como explica Claire Maldarelli en Popular Science, una persona de 75 kilos tendría que ingerir 75.000 miligramos de teobromina para experimentar una intoxicación y empezar a manifestar los síntomas.
¿Cómo se traduce esa cifra en cantidades de chocolate? Depende del chocolate en cuestión. Si hablamos solo de chocolatinas, tabletas o similares, tenemos que fijarnos en el nivel o porcentaje de cacao que tenga. Cuanto más puro, más saludable es, pero también más potencialmente tóxico.
Aproximadamente, el chocolate con leche contiene desde unos 2,4 miligramos de teobromina por cada gramo de chocolate -según la marca-; el chocolate negro estándar, con un mínimo de 50% de cacao, aporta unos 5,5 miligramos por gramo; un chocolate de mayor pureza, rozando el 100%, puede superar los 16 miligramos de toxina por cada gramo de chocolate.
Así que solo tenemos que hacer los cálculos -aproximados- en función de nuestros chocolates favoritos para saber cuánto tendríamos que comer de una sentada para morir por sobredosis. Para muestra, un botón; esta es la cantidad calculada por Maldarelli tomando como referencia tres productos muy populares de la marca Hershey's:
- 711 chocolatinas de 43 g de chocolate con leche con muy bajo porcentaje de cacao.
- 332 chocolatinas de 41 g de chocolate negro 43% de cacao.
- 7,084 mini chocolatinas 'kisses' de 4,5 g de chocolate con leche.
Es difícil calcular exactamente la cantidad de teobromina que contienen los chocolates más comunes en los supermercados de España, pues el tamaño y porcentaje exacto de cacao son distintos según las marcas, y también varía en función del tipo de cacao en origen, su procesamiento o los demás ingredientes añadidos.
Hershey Kisses de Chocolate con leche - 150 g
Sea como sea, nos hacemos una idea, pues no creemos que nadie pudiera llegar a meterse entre pecho y espalda ni un centenar de tabletas de chocolate corrientes. Nuestro estómago diría "basta" antes de llegar a intoxicarse por el alcaloide, y probablemente terminásemos con un dolor de estómago y tripas terrible.
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