La repostería andaluza es una de las más reputadas de España y razones no le faltan para que cause furor dentro y fuera de Andalucía. Sin embargo, hay algunas recetas que no se conocen tanto más allá de sus fronteras, como creo que sucede con los particulares mostachones de Utrera.
Jugosos y mullidos, estos bizcochos viven en un extraño impasse pues no son galletas o pastas, como a veces se cree, sino que están bastante más cerca de los clásicos bizcochos de soletilla que tantas tardes de gloria nos ha dado entre cafés con leche y sobremesas.
Lo bueno es que hablamos de una receta que tenemos resuelta en menos de media hora, que puedes hacer en una cantidad más que generosa para meterlo en un bote hermético y recurrir a ellos cuando los necesites y, sobre todo, que te permite controlar la repostería que entra en casa, gastando muy poquito y con ingredientes que todos tenemos en casa.
La esencia de los mostachones se basa en huevo, azúcar, harina y canela, donde la única complejidad que vamos a encontrar es montar las claras a punto de nieve, una tarea de niños si tenemos unas varillas eléctricas. Montamos las claras con el azúcar y añadimos una a una las yemas, mientras las mezclamos, hasta que esté bien homogéneo.
Luego, en el mismo bol, vamos añadiendo la harina y la canela tamizadas, mezclándolas con movimientos envolventes para que no se pierda la esponjosidad del punto de nieve. Después de este gesto, cuando veamos que está todo bien integrado, metemos la mezcla en una manga pastelera y sobre una placa de horno colocamos recortes circulares de papel vegetal.
El tamaño, al gusto, pero que no sean enormes. En ellos ponemos la masa, ocupando casi todo el círculo de papel que hayamos hecho y cuando estén todos listos, llevamos al horno. 180 ºC con calor arriba y abajo para tenerlos listos en unos diez o doce minutos, que será el tiempo que necesitamos para que queden blanditos y jugosos.
Imágenes | DAP
En DAP | Bizcocho de yogur
En DAP | Bizcocho de plátano