Los que ya seguís mi trayectoria, y a los que no me conocéis, os digo que me chiflan las recetas de galletas. Es más, todo aquello que cruja de alguna u otra manera me encanta y la verdad es que llevaba tiempo intentando encontrar unas galletas de mantequilla exprés que no necesitarán frío previo.
La receta que os proponemos hoy, y que supone nuestro estreno, la traigo porque es infalible y sobre todo rápida. Porque tal cual la saquemos de nuestro procesador de alimentos se puede estirar, cortar y hornear, y el tiempo en este mundo tan rápido es un elemento que no tenemos que dejar de lado.
Bate la mantequilla en pomada hasta que blanquee y añade el azúcar sin dejar de batir. Incorpora el huevo y sigue batiendo hasta integrar. Después vamos a añadir la harina y si quieres la esencia que elijas, mezcla bien y obtendrás una mezcla no pegajosa que podrás estirar sobre una superficie enharinada.
Estira la masa con un espesor de 5 mm y corta con los cortadores al gusto, no muevas nunca el cortador a la hora de cortar, si acaso se pega a la masa, introdúcelo delicadamente en harina. Recoge con cuidado la galleta ayudándote de una espátula especial y colócala sobre la bandeja del horno que habrás cubierto con papel sulfurizado.
Hornea con el horno precalentado a 180 ºC durante 10-12 minutos, están listas cuando comienzan a dorarse los bordes, la diferencia entre una galleta dura y una crujiente es de tan solo un minuto así que vigila bien.
Con qué acompañar las galletas de mantequilla exprés
Para poder degustar las galletas de mantequilla exprés es muy sencillo: lo primero de todo es enfriarlas, lo haremos sobre una rejilla para que se aireen y no se humedezcan al dejarlas en contacto con la bandeja del horno. Una vez frías sólo tienes que guardarlas en una caja metálica alternando capas de galletas y papel de hornear y así las tendrás crujientes bastantes días.
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