El pastel vasco es un delicioso postre de identidad vasco-francesa cuyo origen nos remonta al siglo XVIII y a la ciudad de Cambo-les-Bains, donde se hacía solo con harina y se conocía por el nombre de "bistochak". Se popularizó durante la primera mitad del siglo XIX entre los marineros que pasaban por la zona, quienes lo llamaban "pastel de los vascos" y con ese nombre se quedó, aunque si queremos un postre verdaderamente vasco podemos preparar el goxua.
La receta de la época incorporaba moras, cerezas, arándanos, higos y otras frutas de los caseríos de la zona (según la temporada) y el pastel vasco se reservaba para grandes ocasiones o comidas de domingo. Desde Biarritz se extendió por el norte de España y hoy en día se encuentra en la mayoría de pastelerías del País Vasco.
El pastel vasco actual dista mucho de aquel de sus orígenes. Lo podríamos describir como una empanadilla rellena de crema pastelera, aunque los puristas mantienen la tradición del relleno a base de fruta. Nosotros hemos optado por preparar la versión con crema pastelera y que nos ha parecido soberbia.
Es una elaboración entretenida, pero nada complicada. Con un poco de organización y maña podréis preparar este pastel vasco y deleitaros con uno de los dulces más tradicionales de nuestra gastronomía. Si sois amantes de la crema pastelera, os encantará.
Preparación del relleno
Para agilizar el proceso preparamos la crema pastelera en el microondas. Para ello, en un recipiente hondo apto para este electrodoméstico introducimos todos los ingredientes excepto la mantequilla. Removemos con unas varillas para obtener una mezcla homogénea.
Cocemos en el microondas a máxima potencia durante tres minutos. Retiramos y removemos con las varillas para homogeneizar. Cocemos de nuevo dos minutos más a máxima potencia. Retiramos, añadimos la mantequilla, removemos con las varillas y, cuando la crema esté homogénea, cubrimos con papel film y dejamos enfriar.
Preparación de la masa
Es importante trabajar la masa con la mantequilla bien fría, para ello la introducimos en el congelador 30 minutos antes de incorporar al resto de ingredientes.
En un recipiente amplio y hondo mezclamos bien la harina, el azúcar, la almendra molida y un pellizco de sal. Añadimos la mantequilla helada cortada en dados. Mezclamos con las yemas de los dedos pellizcando la mantequilla hasta obtener una especie de migas.
Batimos los huevos y los añadimos a la mezcla anterior. Removemos con suavidad y evitando calentar la masa en exceso, podemos usar un cuchillo para la tarea. Terminamos amasando ligeramente con las manos para homogeneizar. Dividimos la masa en tres partes iguales y las envolvemos con papel film. Guardamos en la nevera por lo menos una hora.
Montaje y horneado
Cuando la masa esté bien fría retiramos una de las porciones de la nevera y la extendemos sobre una mesa de trabajo espolvoreada con harina. Cortamos un círculo del diámetro del molde (20 centímetros en nuestro caso) y lo colocamos sobre la base, previamente cubierta con papel vegetal.
Sacamos otra de las porciones de masa de la nevera, espolvoreamos de nuevo la superficie de trabajo y la estiramos dando forma alargada. Cortamos una o dos tiras del alto del molde y las colocamos en los laterales, cubriendo todo el contorno. Presionamos con la base para unir ambas piezas y evitar que se salga el relleno.
Rellenamos con la crema pastelera fría y trasladamos el molde a la nevera durante unos 15-20 minutos, para darle nuevamente un golpe de frío. Esto hará que sea más fácil terminar el montaje de nuestro pastel.
Ahora solo queda extender la última porción de masa que tenemos en la nevera sobre una superficie espolvoreada con harina y cortar otro disco del diámetro del molde. Colocamos sobre la crema pastelera y pellizcamos la masa superior con la del borde para cerrar bien el pastel. Podemos aprovechar para hacer un dibujo bonito en el borde.
Con ayuda de un cuchillo afilado hacemos unos cortes superficiales en forma de rombo en la superficie, a modo decorativo. Batimos el huevo que nos queda y pincelamos el pastel con suavidad. Cocemos en la parte más baja del horno, precalentado a 180 ºC con calor arriba y abajo, durante 40-45 minutos o hasta que esté dorado.
Retiramos del horno y esperamos unos minutos antes de desmoldar y servir, pues en caliente este pastel es muy frágil. Aunque también podemos dejar enfriar completamente dentro del molde y desmoldar en el momento que lo queramos consumir.
Con qué acompañar el pastel vasco
Podemos tomar el pastel vasco templado y dejar que la crema choree de su interior. Aunque está deliciosa por sí sola, lo podemos acompañar de frutos del bosque (arándanos, grosellas, etc) y/o un coulis de fresa. Es perfecto para servir en la sobremesa con el café o la infusión de turno.
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