Con esta receta de calabacín, queso feta, menta y nueces el almuerzo o el primer plato de un menú más completo está resuelto en cuestión de minutos. Tan solo hay que laminar finamente el calabacín, trocear el queso feta, mezclar los ingredientes del aliño y armar la ensalada. Así de fácil.
Es una receta ideal para cualquier época del año, aunque es en verano -que el calabacín está en su mejor momento- cuando más se disfruta. Esta hortaliza tan versátil es perfecta para comer en crudo y en frio, en formato ensalada. También se puede preparar con calabacín amarillo o combinando ambos en el mismo plato.
Recomiendo usar una mandolina para laminar el calabacín y conseguir que todas las tiras queden del mismo grosor, aunque con un buen cuchillo y buen pulso se puede conseguir también un buen resultado. La menta se puede sustituir por albahaca, tomillo u orégano, con cualquiera de estas tres hierbas queda estupenda.
Lavamos y secamos bien el calabacín, retiramos las puntas y lo laminamos con una mandolina. Yo he usado un corte fino, de 1,5 mm, para que quede maleable. Cortamos el queso feta en dados o lo desmenuzamos con los dedos. Lavamos bien la menta fresca y sacamos las hojas, las podemos picar si así lo preferimos.
En un bol grande mezclamos el aceite, el vinagre, el zumo del medio limón y su ralladura, sal y pimienta negra molida al gusto. Batimos bien hasta emulsionar. Introducimos las láminas de calabacín y removemos bien para que se impregnen del aliño. Servimos inmediatamente en dos platos y cubrimos con el queso feta, las nueces y las hojas de menta.
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Con qué acompañar la ensalada de calabacín, queso feta, menta y nueces
Esta ensalada de calabacín, queso feta, menta y nueces es perfecta como entrante a la hora de la comida, pero se puede servir también como plato único a la hora de la cena. El aliño se puede personalizar al gusto, con más o menos limón, pimienta, etc. Sírvela con un panecillo y prepárate para chuparte los dedos.
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