Cada vez estoy más convencida de que las galletas más ricas son las más simples y sencillas. Crujientes, sin florituras, con un buen aroma en el que se reconozcan sus ingredientes y sin empalagar. Por eso nuestras favoritas en casa suelen ser a base de mantequilla y con frutos secos en la masa, con dos grandes ganadores en su categoría, la almendra y la avellana.
La italiana Simona Mirto de Tavolartegusto se deshace en elogios hacia la receta de estas biscotti alle nocciolle, unas galletas de avellana muy sencillas pero que inspiran tardes de merendola en casa en buena compañía, de sobremesas largas festivas y tardes reconfortantes en casa al calor de la lumbre o bajo la manta, con bebidas humeantes en torno a una buena película. Son unas pastas exquisitas, aromáticas, suaves pero crujientes, perfectas también para regalar.
La autora eleva al cuadrado el sabor de la avellana rebozando la masa de las galletas, en los laterales, en más fruto seco picado, pero para que no saturase demasiado hemos preferido darles otro toque con semillas de amapola, que además añaden un toque de color negro diferente muy llamativo. Por supuesto, se pueden dejar sin nada más, son deliciosas por sí mismas.
Opcionalmente, tostar ligeramente la avellana molida en una sartén sin aceite, a fuego bajo, procurando que no se queme. Enfriar por completo. Otra opción es tostar avellanas enteras peladas, enfriarlas y triturarlas con un robot.
Trocear la mantequilla blanda y batir en un recipiente amplio con el azúcar hasta que se forme una crema homogénea, unos cuatro o cinco minutos. Añadir el huevo entero, batir un poco más y echar la yema extra y la vainilla. Batir hasta incorporar.
Agregar la harina, la avellana molida y la sal, y trabajar la masa hasta que quede todo incorporado homogéneamente. Amasar sobre una superficie de trabajo lo justo para poder formar un cilindro de unos 5-6 cm de diámetro, y envolver en plástico film bien prieto. Refrigerar 30 minutos.
Mientras, precalentar el horno a 180 ºC con aire. Cuando la masa esté reposada y fría, cubrir una fuente o bandeja con semillas de amapola o avellanas picadas, retirar el film y rebozar bien el rollito de masa. Cortar galletas de 1 cm de grosor y colocarlas en una bandeja con papel antiadherente.
Hornear durante 12-15 minutos, hasta que empiecen a dorarse ligeramente. Esperar un par de minutos fuera del horno antes de trasladar a una rejilla y dejar que se enfríen por completo.
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Con qué acompañar las galletas de avellana
El sabor de la avellana combinado con la masa clásica de galletas de mantequilla combina muy bien tanto con un sencillo vaso de leche o bebida vegetal neutra, como con un café intenso, alguna infusión especiada o un buen chocolate caliente, cuya mezcla nos recordará a la típica crema untable de cacao. Si las guardamos en una lata hermética aguantarán bien incluso más de una semana, si no hace mucho calor.
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