El dilema de cocinar carne a la plancha, sobre todo cuando en casa tenemos inducción o vitrocerámica, suele acongojarnos. Debemos decidir, generalmente, si apostar por dejarla un poquito más jugosa a riesgo de que fuera no esté crujiente o por la opción contraria: seca por dentro, pero crocante por fuera.
Por suerte, sean chuletas de cerdo —como las que presentamos hoy— o sean otro tipo de carnes (puedes pensar en filetes a la plancha, bistec, entrecot e incluso chuletas de ternera), hay solución para que la cocina a la plancha contente a todo el mundo.
Lo único que hay que hacer es saber atemperar correctamente la carne para que no se cueza en la sartén ni suelte agua (aquí te explicamos por qué pasa eso, sobre todo con el cerdo y el pollo) o cómo debemos salarla para que no se quede seca al perder todos sus jugos.
A partir de ahí pocos misterios más, aparte de saber qué chuletas de cerdo comprar en función de la receta, y donde recomendamos que compréis chuletas de aguja, que son quizá menos estéticas pero son bastante más sabrosas porque tienen más grasa.
Aparte de comprar una carne decente, el único gran consejo para que estas carnes queden bien es respetar la temperatura, tanto del propio filete como de la sartén donde vamos a cocinarla. Si añadimos la carne fría o la sartén no está bien caliente, la chuleta se va a cocer y no se va a tostar, que es lo que buscamos.
Por eso hemos de empezar atemperando la chuleta, sacándola 15 minutos antes de la nevera para que no esté fría. Cuando haya pasado ese tiempo, pintamos con una gota de aceite la chuleta, lo justo para que esté engrasada, y la colocamos en una sartén que esté caliente con un fuego medio alto.
Marcamos un minuto y medio por cada lado, salpimentamos fuera del fuego con la pimienta y la sal en escamas, y dejamos reposar un minutos para que se asiente la carne y los jugos no se dispersen al cortar.
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Con qué acompañar las chuletas de cerdo a la plancha
La ventaja que las chuletas de cerdo nos dan, al menos comparando con la carne de ternera, es que su precio es mucho más amable y que por tamaño resulta más fácil de hacer en varias tandas cuando tenemos que alimentar a varios en casa.
Compañías habituales de unas chuletas de cerdo pueden ser unas patatas fritas, una ensalada sencilla o podemos currarnos alguna otra preparación para contrarrestar la grasa del cerdo como puede ser un chucrut casero.
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