
Preparar leche frita es relativamente sencillo, pero preparar una leche frita perfecta tiene su aquel. No obstante, con los seis trucos que os señalamos a lo largo de la receta, conseguiréis una leche frita deliciosa y casi-casi de profesional. Aunque lo importante será que la habréis hecho vosotros.
La leche frita recién hecha, caliente o templada, nos encanta. Aunque si sobran algunos trocitos, los solemos guardar en la nevera y disfrutamos de ellos igualmente en frío. La harina de trigo que usamos para rebozar se puede sustituir por maizena y convertir esta receta, con este pequeño gesto, en receta sin gluten.
Calentamos la leche en una cacerola junto con la media rama de canela y la piel de medio limón. Apagamos el fuego y retiramos justo antes de que empiece a hervir. Tapamos la cacerola y dejamos infusionar durante 15 minutos, con ello conseguimos una leche frita con más sabor (truco 1).
Transcurrido este tiempo retiramos la canela y la piel de limón. Mezclamos la maizena y el azúcar en un recipiente amplio y hondo. Incorporamos la mitad de la leche y removemos hasta integrar todos los ingredientes y que no queden grumos.
Volcamos la mezcla dentro de la cacerola, donde tenemos el resto de la leche, y calentamos de nuevo. Esta vez lo haremos a fuego muy suave para dar tiempo a que la harina se cocine bien (truco 2). Removemos sin parar hasta que haya espesado y para evitar que la mezcla se agarre a la base. Tardaremos unos 10-15 minutos.
Untamos un recipiente cuadrado o rectangular con mantequilla y espolvoreamos con azúcar glasé, esto nos facilitará el desmoldado (truco 3) cuando llegue el momento.
Rellenamos con la mezcla anterior y cubrimos con film transparente, presionando ligeramente para que quede en contacto con la superficie para evitar que se forme costra (truco 4).
Esperamos a que enfríe antes de introducir el recipiente en la nevera, donde dejamos que tome cuerpo durante unas cuatro horas o, incluso mejor, hasta el día siguiente. Así será más fácil de manipular.
Una vez fría la mezcla, desmoldamos sobre una tabla espolvoreada con azúcar glacé, para evitar que se pegue (truco 5), y cortamos en cuadraditos. Rebozamos cada uno en harina y huevo batido y freímos en abundante aceite caliente, volteando para que se doren por todos lados.
Retiramos de la sartén, escurriendo bien las porciones de leche frita y depositándolas sobre una fuente con papel absorbente para que queden menos grasas (truco 6). Antes de servir espolvoreamos con una mezcla de azúcar glasé y canela molida.
Con qué acompañar la leche frita fácil y rápida
Este postre tan tradicional de Semana Santa se sirve, en muchos restaurantes, acompañada de una crema inglesa y un poco de helado. Y está delicioso. Pero en casa preferimos tomar la leche frita sola, tal cual y sin florituras. A vosotros ¿cómo os gusta servirla?