El nombre de esta especie de galletas era demasiado sugerente como para no prestarle atención, aunque hay que reconocer que en italiano hay muchas cosas que suenan mil veces mejor. Las biscotti al cuchiaio son unas pastas tremendamente fáciles para las que no se necesita ningún utensilio especial, perfectas para esos días en los que nos levantamos con el paladar más goloso.
Su nombre viene precisamente del método con el que se da forma a la masa: formando pegotes con una cuchara. Aquí no prima la estética, sino la sencillez y velocidad de preparación. Con su aspecto irregular y textura rústica, recuerdan un poco a esos dulces de antaño, como las galletas de pueblo o los riquísimos bollinos de nata gallegos.
Hemos doblado cantidades y la verdad es que recomendamos hacer lo mismo, pues merece la pena llenar la caja de galletas para que aguanten unos días más. Aunque, eso sí, no hemos duplicado proporcionalmente la cantidad de azúcar, pues nos apetecía un dulce más de "desayuno", que tuviera ese punto goloso pero sin empalagar, sin ser un postre. Si lo tuyo son las galletas muy dulzonas, suma unos 50-80 g de azúcar más, o aplica un glaseado después de que se enfríen.
Precalentar el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo y preparar dos o tres bandejas con papel de hornear. Procurar que la mantequilla esté blanda y los huevos a temperatura ambiente.
Batir la mantequilla con unas varillas eléctricas o batidora en un recipiente amplio junto con el azúcar moreno. Añadir los huevos y batir más hasta tener una mezcla cremosa homogénea. Incorporar el resto de ingredientes y mezclar hasta obtener una masa sin grumos, bastante húmeda pero espesa.
Distribuir la masa con una cuchara en las bandejas, dejando algo de separación entre ellas; se les puede dar forma un poco al gusto, formando pegotes más gruesos si se prefieren galletas más tiernas, y del tamaño que se prefiera. Para darles un mejor acabado, alisar cada porción con la cuchara o los dedos humedecidos.
Hornear una bandeja cada vez durante unos 15-18 minutos, hasta que estén doradas. Esperar un poco fuera del horno antes de llevar a una rejilla y dejar que se enfríen por completo.
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Con qué acompañar las galletas a la cuchara
Nada mejor que un vaso de leche, una taza de café, infusión o bebida vegetal, sin más, para mojar estas galletas rústicas, que se sumergen de maravilla en líquidos calientes o fríos. Si nos ponemos más golosos podemos prepararnos una bebida de cacao, una horchata de chufa valenciana o un chocolate a la taza, y en las sobremesas de días festivos pueden hacer buena pareja con un licor tradicional como el pacharán.
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