Tengo la impresión de que la gente prefiere comprar las pechugas de pollo ya fileteadas o incluso troceadas, en las típicas bandejas ya preparadas de supermercado. Si las escogemos enteras suelen salir más económicas y podemos prepararlas con un toque especial como en esta receta de pechuga rellena de jamón, pimiento y scamorza ahumada.
Una opción habitual a la hora de cocinar pechugas rellenas es marcarlas primero a la plancha, pero yo prefiero ahorrar pasos asándolas al papillote en el horno y dándoles un golpe de soplete o gratinador para dorarlas. La harissa es opcional pero añade un toque que hará las delicias de los amantes del picante. Podríamos sustituirla por salsa de tomate o una salsa barbacoa al gusto.
Podemos pedir en la carnicería que nos abran la pechuga de pollo, aunque con un buen cuchillo afilado podemos hacerlo nosotros mismos sin problema, procurando no cortarla del todo. Secar con papel de cocina y retirar los posibles excesos de grasa. Precalentar el horno a 200ºC.
Salpimentar por dentro y fuera y untar el interior con la harissa. Rellenar con el jamón o paleta ibérica y colocar encima el pimiento rojo cortado en tiras . Picar el queso scamorza o cortarlo en rodajas no muy gruesas, y disponer encima. Cubrir con el resto del jamón y cerrar la pechuga. Sellar con ayuda de unos palillos o con hilo de cocina.
Disponer la pechuga rellena en un paquete de papel de aluminio, añadiendo un poco de aceite de oliva por encima. Cerrar y hornear sobre una bandeja durante unos 25 minutos. Sacar con cuidado y dejar que salga el vapor del paquete. Reservar los jugos que habrá soltado y retirar los palillos.
Añadir pimienta negra y pimentón por encima, y dorar con ayuda de un soplete o poner bajo el gratinador del horno hasta que coja un bonito color. Cortar en rodajas colocando el cuchillo ligeramente en diagonal.
Con qué acompañar la pechuga rellena
Esta pechuga de pollo rellena de jamón, pimiento y scamorza se puede acompañar de la guarnición que más nos guste para compartir entre dos; por ejemplo patatas asadas – aprovechando que tenemos el horno encendido -, verduras a la parrilla, arroz o cuscús, o una sencilla ensalada. A la hora de servir podemos añadir los jugos reservados para evitar que se seque demasiado, aunque si la tomamos recién hecha con el queso fundido resultará mucho más jugosa.
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