Con la resaca, real o metafórica, de una Nochevieja completamente atípica, no serán pocos los hogares que despierten con cierto caos en la cocina. Las casi inevitable sobras son perfectas para improvisar un brunch o merienda cena perezosa en casa, pero hay un producto que, tras acaparar la atención de casi todo el país hace unas horas, puede caer hoy al olvido. Si te han sobrado uvas tras las campanadas, dales otra vida en tu mesa aprovechando, de paso, para empezar a cumplir los propósitos de comer más ligero y sano.
Con la excepción de la reina de la Nochevieja, la uva aledo de Vinalopó, en realidad la uva no es un producto que esté de temporada a finales de diciembre. Sin embargo, se importan uvas de diversas variedades procedentes de otros países -en su mayoría americanos- que la mantienen presente en nuestras fruterías los doce meses del año.
Sea cual sea la uva que haya llegado a tu mesa para acompañar las campanadas, si has apostado por comprarla en racimos en lugar de los comodones -pero muy caros- envases individuales, puede que te encuentres con excedentes de esta fruta, condenada a pasar a mejor vida relegada al olvido del frutero o el fondo de la nevera, tras sus breves momentos de gloria.
Para los menos aficionados a su sabor o para los que devoran los granos con gusto al ritmo de las campanadas, proponemos distintas formas de aprovecharlas en este inicio del año, a ver si podemos extender un poco más la buena suerte que supuestamente traen. Comerlas al natural es la mejor opción, pero no siempre se consiguen uvas sabrosas por sí solas; por suerte, ofrecen una gran versatilidad.
En un picoteo o tabla de quesos
Si reúnes todas las porciones, paquetes y piezas a medio gastar de los quesos y algunos embutidos que sacaste en la cena de anoche, seguro que puedes solucionar la comida o la cena de Año Nuevo, especialmente si no apetece comer nada más contundente ni liarse en los fogones. O puede que te apañen ya el aperitivo del fin de semana, que lo tenemos a las puertas.
En cualquier caso, la uva fresca es un excelente añadido para maridar y completar estos productos, cuya degustación agradece un bocado refrescante, hidratante y con un punto más ácido sin dejar de ser dulce. Uvas y queso saben a beso, y en este caso el refrán no engaña.
Cuando las sobras no den para mucho, puedes montar brochetitas o pinchos con dados de queso, uva y, por ejemplo, algún encurtido, o algún trozo de buen embutido sobrante. La ventaja de las uvas es que armonizan bien tanto con los quesos más curados como con variedades más frescas, que además son más ligeras. Así que, cuando no tengas sobras que gastar, deja los lácteos y embutidos más grasos por un tiempo y empareja la fruta con quesos frescos o tipo Burgos.
Ensaladas ligeras
Pasando ya a ideas menos calóricas y contundentes, las ensaladas empezarán a volver a brillar en los menús una vez demos por finiquitadas las fiestas navideñas. Aunque no renunciamos a ellas en los menús de fiesta, son la forma más cómoda de preparar almuerzos y cenas ligeras y saludables, para recuperar un poco la normalidad en nuestra dieta y complicarnos menos cocinando.
La uva aportará un puto fresco, sabroso, crujiente y jugoso a cualquier ensalada que nos apetezca, aunque recomendamos combinarla con una base de hojas verdes que no sea la típica lechuga y añadir algún elemento también crujiente y más amargo, como en esta receta de canónigos, uvas y rabanitos.
El hinojo fresco marida de maravilla con la uva, así como la manzana y la pera, así que podemos enriquecer con estas frutas también nuestra ensalada, especialmente si no la hemos comido todo lo que hubiera sido recomendable durante las fiestas. La confitada no cuenta.
Macedonias con y sin yogur
Desayuno, postre o merienda; nada más apetecible y sano que combinar una buena variedad de fruta al natural para refrescar el estómago y endulzar el día de forma muy natural y ligera.
Ahora que los cítricos están de temporada, es el mejor momento para aprovechar las naranjas que tanto empaque aportan a las macedonias caseras, añadiendo las uvas que nos han sobrado junto con las mencionadas en el apartado anterior, además otras al gusto: frutos del bosque, persimón, kiwi, o tropicales como el mango y la papaya, que maridan especialmente bien con las uvas.
Con una base de yogur natural tendremos un plato más completo y saciante, incluso podemos añadirle frutos secos o semillas si necesitamos un aporte extra de energía y nutrientes.
Batidos, zumos y smoothies
La fruta entera siempre es más recomendable, pero un buen zumo casero o, mejor aún, un batido sin colar, son buenas opciones para tomar de vez en cuando en casa. Es una fruta muy rica en agua especialmente idónea para licuados, pero si se tritura bien, la piel dará más consistencia, textura y, sobre todo, muchos nutrientes y fibra a los batidos.
Solo combinando uvas y manzanas se consigue un zumo delicioso, pero también podemos preparar un batido más saciante agregando plátano y leche, que puede transformarse en smoothie o su formato de bowl dejándolo más espeso con yogur griego.
Con verduras al horno y platos vegetarianos
Si preparar cualquier verdura al horno ya es de por sí una gran idea, añadir unas uvas a la fuente, o asándolas por separado para combinarlas, puede elevar aún más el resultado. Los granos enteros, con algún aderezo como buen aceite de oliva virgen extra, un poco de salsa de soja, mostaza, vinagre o algo de miel, y hierbas y especias, se caramelizarán en sus propios azúcares, intensificando su sabor.
Otro buen método para aprovecharlas en platos vegetarianos consiste en, simplemente, añadirlas a la sartén, plancha o wok donde estemos salteando verduras y hortalizas. Aquí podemos añadir los granos enteros o cortados por la mitad, y jugar con el punto de cocción según busquemos un toque más crujiente y fresco, o más dulzón y tierno. Son perfectas para combinar asimismo con salteados y ensaladas de arroz, cuscús, quinoa o cualquier otro cereal o grano, también con legumbres.
Recomendamos especialmente combinarlas con verduras que tengan un sabor algo más amargo, terroso y/o anisado; son buenas opciones la familia de las coles y hortalizas de raíz, como las coles Bruselas o la chirivía, el hinojo o las endivias. Otros platos vegetarianos que admiten las uvas, y perfectos para estos días de pereza culinaria, son las falsas pizzas, como esta de berenjena con queso y miel de ajo negro.
Enriqueciendo los asados
Por supuesto, también funcionan a las mil maravillas con carnes asadas. No en vano ya las hemos empleado en recetas del rey de esta preparación, el pollo al horno. Queda estupendo tanto si lo asamos con patatas, cebolla caramelizada y vino tinto, como si optamos con combinarlo con unos champiñones u otras setas.
En lugar de agregarlas a la propia fuente rodeando las piezas de pollo, una rica alternativa es utlizarlas como parte del relleno del ave entera, combinada con otras frutas frescas o setas, ajos o cebolleta, frutos secos, o unas hierbas aromáticas. Con respecto a estas últimas, aconsejamos apostar, en caso de duda, por el tomillo, pues es una hierba que hace una pareja deliciosa con la fruta, como bien demuestra esta otra receta de pollo asado con uvas.
Salsas y guarniciones con uvas
No hay que tener miedo a la hora de experimentar un poco en la cocina. Puedes comprobarlo agregando unas uvas troceadas o enteras a tus preparaciones de carnes en salsa favoritas, más allá de las aves asadas. Su sabor refrescante y dulzón, con ese puntito ácido, creará un estupendo contraste en recetas con ternera, cerdo, conejo o piezas de caza.
Por ejemplo, en esta receta de chuletas de ternera en salsa de uvas con su cremoso lácteo, o en esta otra de rollitos de lomo de cerdo y jamón con salsa de escalonias y uvas. Y no es de extrañar que funcionen estupendamente en salsas de vino, como con estos solomillos. Como en todos los ejemplos de este listado, no importa si usamos uvas blancas o negras.
Mermelada y otras conservas
En el caso de que hayas aprovechado alguna oferta especial, o hayas calculado muy mal la cantidad de uva para la Nochevieja, puede que tengas varios racimos sobrantes en casa. En ese caso, nada mejor que invertirlos en preparar mermelada o compota, o una jalea si la uva tiene pepitas, colando bien los jugos una vez cocidas con el azúcar.
Lo normal será no disponer de tanta fruta como para complicarse mucho envasando; en ese caso una buena opción es combinar la uva con otras frutas (como manzana o membrillo, aprovechando su pectina, y frutos del bosque) o hacer una pequeña cantidad que no tendremos que esterilizar, para consumir ya guardándola en la nevera. Si realmente tienes muy pocos granos de sobra, puedes usarlos en un chutney.
Sustituyendo (o acompañando) las uvas pasas
Este recurso no tiene mucho misterio, es algo tan sencillo como emplear la fruta al natural en recetas en las que utilizaríamos normalmente uvas pasas. No van a funcionar siempre -en estas galletas, por ejemplo, no sería buena idea-, pero en platos salados es raro que metamos la pata.
Ampliando el espectro, las podemos incorporar a cualquier elaboración que incluya alguna variedad de fruta seca o desecada, sustituyéndolas o combinándolas con ellas, para enriquecer con nuevos sabores y texturas. También es una forma de aligerar el plato, pues ya sabemos que estas frutas secas concentran una mayor cantidad de azúcares y fibra.
Un capricho para chocolateros
Para estos primeros días del año en los que miramos la dieta o la vuelta a la rutina cada vez más cerca, nos puede venir bien echar mano de algún capricho dulce menos calórico para ir despidiéndonos de los excesos navideños. La fruta -o los garbanzos- natural bañada en chocolate negro es un recurso relativamente saludable, siempre dentro de la moderación razonable.
Al igual que haríamos con las clásicas fresas, no tenemos más que fundir al baño maría o en el microondas un buen chocolate negro, del mayor porcentaje de cacao que podamos tolerar -hay que atreverse con los más intensos para bajar nuestro umbral de dulzor-, y bañar los granos de uva lavada, dejándolos secar sobre papel antiadherente.
Después solo tenemos que guardarlos en un lugar fresco o mantenerlos en la nevera. Cuando echemos de menos el trocito de turrón o el polvorón con el que solíamos acompañar el café, no tenemos más que disfrutar de la explosión de sabor que supone masticar un grano de uva entero cubierto de chocolate.
El colofón navideño: decorando el roscón de Reyes
La víspera y el día de Reyes serán los que pongan el fin definitivo a las fiestas navideñas, y seguro que muchos ya elaboráis vuestro propio roscón o alguna de sus variantes. Si perteneces al grupo de los que aborrecen la fruta escarchada -que no nos cansamos de reivindicar-, aprovecha para decorarlo con frutas frescas y añade tus uvas sobrantes junto con rodajas de naranja natural o piezas de manzana.
Y antes de cerrar esta serie de sencillas ideas, no podemos olvidar la exquisitez de unas migas al estilo manchecho o murciano con sus uvas frescas. Muy ligeras no serán, pero si las preparamos sin embutidos y las tomamos en raciones comedidas, nos alegrarán los días más fríos del invierno.
Fotos | Unsplash - Pixabay
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